No suelo indignarme por nada y aún menos por la política, pero detesto el tabú que se ha creado con los años de cuando hablas sobre alguna ideología que a alguien no le parece adecuada, indistintamente del bando. Además, la falta de respeto por la memoria histórica en función de los intereses de cada bando, y lo peor, etiquetando cada bando por colores estigmatizados por los prejuicios.
En mi humilde opinión, los que de verdad quedan retratados son aquellos que se niegan a olvidar el pasado y prefieren vivir separados, inventándose excusas subjetivas que alimentan el odio y el populismo de la diversidad de ideologías como la república o la independencia para hacer frente a la opresión burguesa desde que los pedos se tiraban con catapulta, para poder gritar hipócritamente al viento; «el pueblo unido jamás será vencido«.
Entiendo que todos somos y pensamos diferente, y eso está bien, porque si no sería muy aburrida esta vida. Pero una cosa es ser distinto, y otra es “obligarse” a serlo para seguir o para luchar contra un canon impuesto por el sistema antiguo que desencadenó esas “excusas” republicanas e independentistas respectivamente en cada región. También entiendo que es difícil cambiar unos valores impuestos por la sociedad que ha luchado tantos años por conseguirlos, pero aún así, no ha dejado de luchar en las respectivas ideologías por separado. A lo que me refiero, es que si en lugar de luchar por separado lo hicieran en hermandad, olvidando los prejuicios y anteponiendo esos intereses personales a la supervivencia colectiva de la especie humana, todo funcionaría mejor, especialmente en pleno siglo XXI.
¿Pero que nos vamos a esperar de una sociedad, supuestamente evolucionada y cada vez más dividida, que no es capaz de ponerse de acuerdo, ni siquiera entre los responsables que deben representar a dicha sociedad? Y es que, los nobles se aprovechan de su situación para poder seguir manteniendo el poder a costa de los plebeyos, y estos, aprovechan cualquier circunstancia para arrebatarles el poder con la excusa de equilibrar el honor. Pero nunca se equilibra porque el bando que controla el poder crea un bucle infinito de supervivencia.
Tenemos que asumir que la supervivencia de la naturaleza está escrita para el más fuerte, y por mucho que el ser humano evolucione para cambiar eso, nuestro instinto animal siempre estará ahí. Quizá moralmente, hayan cosas de la naturaleza que no se ajusten a la naturaleza de las cosas, pero partiendo de esa base hay que intentar mantener un marco democrático en común con todas las especies, respetando el equilibrio natural de las cosas y en la medida de lo posible junto al equilibrio racional de la evolución. Y por último, quiero recalcar que hay que tener presente que el pasado, pasado está, porque suele ser otro tema que muchos predican hipócritamente sobre el “carpe diem” y esencias derivadas.
Pero hay una gran diferencia entre andar el camino y conocer el camino, y la única manera de progresar como sociedad, es dejar atrás los resentimientos y el orgullo, para no darle más importancia de la que tienen los trapos de colores y los signos identitarios de la cultura. Tenemos que olvidarnos de competir por ser mejor que los demás, y centrarnos en superarnos a nosotros mismos. Al parecer, generalizar está mal visto en la sociedad actual, pero también hay que tener en cuenta que la vida es como “un pack” y debemos reflexionar sobre todas las cosas para poder ser más objetivos. Y para ello, la clave está en disfrutar más de las pequeñas cosas de la vida; de un paseo, de un libro, del estudio, de nuestra mascota, de nuestra familia, de nuestros amigos, reírnos de nuestra propia sombra, no provocar la ironía o el sarcasmo ajenos directamente, y sobre todo, procurar no tomarnos indirectamente a título personal la opinión contraria, ya que siempre estaremos expuestos a que se malinterprete el mensaje en función de los propios intereses de cada individuo. En definitiva, ser felices.
Y para ello hay que reinventarse desde la base, políticamente es necesario un partido auténticamente de centro, transparente, que ayude a olvidar todos los prejuicios y resentimientos del pasado. Debemos aprender de los errores del pasado, sin darle más importancia que la que tiene, para labrarnos un futuro prospero en lugar de juzgar el futuro por las raíces del pasado. ¡Tenemos que desintoxicarnos de los prejuicios!
Personalmente, la única alternativa que veo posible es la opción naranja. Si, a esos que critican porque intentan hablar con todo el mundo, sin distinción de colores, mientras el bando opuesto se cabrea porque pacta con los ideales contrarios, ¿contrarios a qué? Se supone que debemos unirnos como sociedad evolutiva que aspiramos a ser tomando iniciativas que unos han tardado 36 años en decidirse y otros se agencian el mérito tras criticarlas antes de que funcionaran. Aunque pensemos diferente, al margen de los errores, se trata de buscar soluciones para que los culpables no puedan seguir cometiendo, ni volver a cometer, los mismos errores. La clave está en respetar la opinión contraria aunque no se respete. ¿Tan complicado es entenderlo?
No intento convencer a nadie, ni mucho menos, solo quiero aportar mi opinión lo más imparcial posible reformulada con la experiencia de los años, y el día que alguien me dé un argumento sólido para pensar lo contrario, me callaré y volveré a reformular mis ideales, pero hoy por hoy, esto es lo que siento y así lo intento transmitir. Tampoco quiero entrar en detalles políticos, porque considero que eso deben solucionarlo exclusivamente quienes se dedican a ello para representarnos, el resto de ciudadanos lo único que debemos hacer es reflexionar, disfrutar y aportar nuestro granito en lo que sea de nuestra competencia. Y cuando se trate de dar nuestra opinión, procurar no complicar las cosas más de lo que ya está complicado. Así como he intentado transmitir este post con la máxima delicadeza que merece para ser respetuoso con la mayoría de opiniones, y si hay alguien que se haya ofendido le pido disculpas de antemano, y a la vez, que intente también hacer un ejercicio de auto-reflexión.
Además, estoy encantado de que cualquiera que quiera expresar cualquiera que sea su opinión, deje un comentario argumentando sus razones para entenderle y abrir un diálogo abierto sin tabús. Tengo los comentarios abiertos sin moderación para ello, pero a la vez pido el mismo respeto que creo haber tenido yo.