Cada vez estoy más convencido que la gente no es mala por naturaleza, incluso por muy malvada que pueda ser, se hace mala por costumbres, por educación, porque se ha cansado de ser fuerte, etc, y no sabe concebir una vida de bondad.
Aún y así, no justifica el mal comportamiento que puede derivar de la mala conducta. Pero, antes de juzgar o discutir con una persona “mala”, desconfiada o, simplemente desequilibrada emocionalmente, hay que pensar que bastante castigo tiene esa persona con la carga emocional que le supone lidiar con semejante carga para discutir con todo el mundo que no opine como ella, o con quien se lleve mal, etc.
Los motivos y causas pueden ser tan variados como delicada la situación que viven esas personas. Todo el mundo ha pasado en algun momento de su vida por algún tipo de crisis, en menor o mayor grado, para empatizar con la situación.
Hay dos tipos de situación para lograr la paz interna; están los que deciden pasar años encerrados en un templo meditando hasta lograr el equilibrio y la felicidad y, luego están los que aprenden dicha experiencia con el dolor y el sufrimiento de la rutina del día a día.
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Yo fuí de los que sufrí en mis propias carnes el efecto bulling por no saber integrarme en sociedad durante la infancia y parte de la adolescencia. Como la mayoría de víctimas, al principio llegué a pensar que el problema era yo, provocando una reacción de vulnerabilidad mental de no saber como afrontar las adversidades y, eso me provoco en un futuro ya pasado que saltara a las primeras de cambio cuando me tocaban el orgullo o dañaban a la gente que quiero. La inmadurez del momento tampoco ayuda.
Hasta que un día comprendí que no podemos controlar las circunstancias ajenas de nuestras vidas, solo podemos ser consecuentes con el cambio a partir de nosotros mismos (del yo interior) los demás, a su vez, es responsabilidad de cada uno. Es cuestión de afrontar la vida con la actitud adecuada y acorde con las consecuencias correspondientes a cada momento.
Por eso, ahora, aprovecho mis #ReflexionesNinja para transmitir a la sociedad esa experiencia que he aprendido con los años y que pueda servirle de ayuda a alguien que haya estado tan perdido como lo estaba yo, o simplemente, compartir puntos de vista para seguir evolucionando las reflexiones. Porque siempre podemos mejorar y aunque siempre superemos los obstáculos siempre nos toparemos de nuevos, de eso trata aprender a salir de la zona de confort.
También, cuando te topas con opiniones contrarias que se niegan a abrir la mente en contra de su propia voluntad y alzan la voz en lugar de cambiar el argumento. Es cuando no hay nada que hacer, nada que compartir, nada que objetar. Solo respetar, callar y alejarse para no contagiarse de la toxicidad de quién aun no ha experimentado la paz interna. Rezando por ellos para desear que encuentren el equilibrio emocional que les falta.
La prueba definitiva de nuestras fortalezas y carencias reside en aquello que nos focalizamos. Si nos centramos en la plenitud de nuestras vidas o, expresamos criticas constructivas, recibiremos más plenitud. Pero si por el contrario expresamos quejas o criticas destructivas, recibiremos más odio. Por eso, todo se centra en la actitud y en el foco que nos centremos.
The Kemix 