El afecto manipulador es un tanto relativo o existe también el “contraafecto ninja” cuando estás desesperado o decepcionado de un/a analfabeto emocional que malinterpreta siempre tus actos y, a pesar de “comprenderte” siempre acaba acusándote de sus actos para justificarse cuando en realidad es un efecto espejo de sus intereses.
Hacer oídos sordos puede ser cruel si no se afronta el problema, pero cuando estas cansado de afrontarlo de diversas maneras sin solución aparente, el mejor desprecio es la indiferencia o contacto cero y cada cual por su camino. Pero hay personas perversamente narcisistas que, incluso acabada la relación, se mantienen enganchadas a su víctima victimizándose y confundiéndolas para intentar cambiar el rol y así salirse con la suya.
Aunque todo se acaba sabiendo porque el tiempo pone a todo el mundo en su lugar, lo peor es la incertidumbre de la transición que pasa la auténtica víctima para salir del pozo de una farsa por emociones narcisistas a beneficio del perverso/a que vive a corto plazo. En el mejor de los casos, cuando te das cuenta a tiempo y sales corriendo con el temor a ser etiquetado de “cabrón”, en el caso de los hombres, o de “aprovechada”, en el caso de las mujeres, por culpa de las leyendas del sexismo que pagan todos por pecadores. Una cosa está clara, ni hombres ni mujeres son iguales porque se trata de personas y cada persona es diferente, se trata de encontrar honestamente a quien comparte tus locura mental y no trate de manipularte según sus intereses. Se trata de hablar de PERSONAS y no de GÉNEROS. Se trata de educación y empatía por el prójimo, porque hacer cosas sin esperar nada del otro, es ayudarse a uno mismo como un buen equipo, sea entre dos (pareja) o más personas (grupo social).
No hace falta ser experto ni profesional de las emociones para darse cuenta de ciertas actitudes negativas, tan solo un poquito de empatía y observación para pensar por sí mismo, a veces deberíamos dejar fluir más nuestra propia intuición, siempre y cuando sea lo más objetiva posible, que dejarnos llevar por quedar bien con ciertos contextos sociales.