A nadie le gusta que le tomen el pelo engañándole con diez de pipas, tal como escribí hace un tiempo para prevenir antes que curar, pero hay personas que se exponen fácilmente a ser engañados por desconocimiento o dejadez. Por eso se consideran “estafas legales”, porque la víctima lo ha permitido consciente o inconscientemente.
A partir del momento en que se cae en un engaño, no hay vuelta atrás inmediata y, con suerte si puede, ser reversible. La vuelta atrás o restablecimiento de los hechos conlleva un proceso largo, proporcional al daño causado. Si se trata por algún endeudamiento, se restablecerá cuando efectuemos el pago total de la deuda. No hay fórmulas mágicas ni acuerdos comerciales fáciles, quizá ayuden a favorecer puntualmente y a corto plazo la situación de la deuda, pero no hará más que postergar la agonía de liquidez más a largo plazo.
La responsabilidad de las crisis económicas es de todos en la medida del egoísmo de cada uno; políticos corruptos votados por obreros egoístas que hacen amagos de portabilidad para sacar el mejor producto a plazos, incluso, reincidir confiando en relaciones humanas poco prósperas, poco futuro podemos esperar de una sociedad tan egoísta. No es pesimismo, es mirar al futuro tanto en lo bueno como en lo malo, aprendiendo del presente, introspectivamente.