Debido a los intereses personales y al egoísmo de ciertas personas, mezclado con el capitalismo y el liberalismo que reina actualmente, cada vez más presente mientras se predica buenos propósitos que acaban cayendo en el olvido por los intereses personales. Me ha llevado a reflexionar que; “sino aportas, aparta porque no importas” lógicamente. Pero, para algunas personas egoístas que han perdido, no saben encontrar o están confusos con su verdadero propósito de vida, parece que solo importes cuando a ellos le importan pero exigen que ellos importen al resto siempre. Lo que vendría a ser hipocresía pura y dura.
Está claro que el sentido de ser de la vida, es encontrar la paz interior durante el camino y el retiro espiritual. Pero hasta que llegue ese momento la cuestión es aportar nuestro granito, primero aceptándonos a nosotros mismos, después a nuestro entorno y, por último, a la sociedad.
No hay mayor gloria ni satisfacción que el de sentirse útil y realizado dando y recibiendo sin esperar nada a cambio. Porque al dar, se recibe recíprocamente por las leyes naturales del conocido karma, para bien o para mal, esa siempre es la cuestión.
Y si no aportamos, lo mejor es una retirada a tiempo antes que estorbar, pero una retirada a tiempo antes de tiempo (se entiende antes de haber encontrado el sentido de ser) debe servir para aprender. Aprender a encontrar el sentido, aprender a ser útil, porque no hay mayor aprendizaje ni sentido de ser que, sirviendo.
Sirviendo se aprende, sirviendo te curte, sirviendo re relacionas y el ser humano es sociable por naturaleza, por lo tanto requiere de este servicio dando para aprender y recibiendo por necesidad. La verdadera necesidad es un sentimiento natural, alejado de capitalismos, por ello que el dinero y los títulos no tienen más valor que el materialismo que le queramos dar en cada contexto.
Para sentirnos valorados no necesitamos más que cariño y servicio para conseguir el fruto o el éxito. La moneda de cambio solo es un puro trámite que engrosa al intermediario ver la vida pasar sin pena ni gloria.
Por eso mismo, cualquier oficio aunque esté al servicio de cualquier otro oficio, no tiene más gloria que la pasión que corra por sus venas de servir a ese otro oficio sin esperar nada más a cambio que la satisfacción de aplicar sus conocimientos y sentirse útil a la sociedad. Los títulos y los salarios son un añadido material del capitalismo y del egoísmo humano, que solo engrosan los intereses obcecando el instinto natural de supervivencia; la intuición, aplicado en cualquier aspecto de la vida, no solo lo profesional sino también en lo personal.
