¿Os podéis imaginar que cuantos más años cumplo, más pierdo la cuenta de cuantos cumplo? Y no es una cuestión de memoria, que también podría ser, porque mi cabecita siempre está dándole vueltas a nuevas rutas y retos. A veces me hace caer en la decadencia y la incertidumbre, pero al rato se me pasa, de ahí que es cuestión de memoria.
Llevar la cuenta de cuantos años cumplimos es solo un número. Lo que realmente determina la edad es el tiempo vivido siendo conscientes de ello y la experiencia obtenida por ello para seguir nuestra intuición. No es un tópico ni problemas de memoria, aunque algo tiene que ver con la memoria para ser selectivo con la consciencia y mantenerse ocupado día a día, tarea a tarea, en lo que te apasiona o, incluso, echarle ganas para hacer divertido lo que no apasiona tanto, para que vuele el tiempo.
Para ser consciente con el día a día es necesario mantenerse ocupado con lo que realmente nos hace felices, independiente que sea productivo o no, lo productivo es tan relativo como los intereses subjetivos, lo que le parece bien a uno le parece mal a otro y viceversa, la cuestión es focalizarse en los propios intereses y no perjudicar al de al lado. A partir de ahí, hay que distanciarse de lo que no aporta para atraer las cosas o a quienes tengamos más afinidad.
Por eso, desde que cumplí los 22, en 2005, me he quedado estancado mentalmente porque físicamente me encuentro en las mismas condiciones. A veces más machacado y otras más en forma, depende la época pero, en general no puedo quejarme manteniendo unos buenos hábitos deportivos y sociales.