1. La soberbia: Característica o actitud de una persona, o grupo de personas, que cree tener una posición de superioridad o de privilegios frente los demás, aunque sea por el simple hecho de creer que muestra homenaje a sus afinidades mejor que otras personas.

2. La Avaricia: es el afán o deseo desordenado de realizar rutas o carreras con la única finalidad de conseguir medallas finisher y diplomas acreditativos, con el único propósito encubierto de obtener reconocimiento ajeno para llenar su propio ego.

3. Lujuria: Deseo ferviente de los más feligreses por abrazar al apóstol, que no deja de ser una estatua inerte, también puede aplicarse a aquellas parejas que aprovechan el camino jacobeo para expresar su sexualidad en toda plenitud bajo la vía láctea.

4. Ira: Es una reacción que expresa agresividad, critica y exigencia frente a otras opiniones o actos, por el hecho de ser diferentes o no comulgar con las expectativas del airado/a.

5. Gula: La gula es un pecado capital para la religión cristiana ya que, según ésta, es un vicio del deseo desordenado por el placer conectado con la comida o con la bebida, el glotón/a ingiere alimentos sin sentir hambre, o menos de lo que en realidad siente, solo por el hecho de probar la gastronomía turística. El verdadero peregrino solo se alimenta de lo que necesita y encuentra a su paso, sin buscar gastronomías turísticas y mucho menos referencias o recomendaciones.

6. Envidia: Es un sentimiento de tristeza, pesar o rencor cuando alguien comparte su experiencia o solicita a través de algún medio de comunicación, recibiendo una de dos; indiferencia hasta que la ayuda cae en el olvido o un debate ferviente que acaba convirtiéndose en discusión por ver quién da la mejor recomendación u obtiene mayor razón con el fin de obtener reconocimiento a su vacío ego.

7. Pereza: La pereza se considera un pecado por la iglesia católica por considerar la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia de uno mismo. Sin embargo, acepta la figura de los Dioses para apoyar metafóricamente su propia existencia. Aunque, ciertamente, hace más justicia al ultimo peregrino en salir del albergue, apurando la hora máxima de salida.