Kamino del Oso

La senda del oso es una de las vías verdes más transitadas de Asturias, a unos 42km desde Oviedo, para todos los niveles amantes de la naturaleza e ideal para realizar en familia, con amigos o en solitario. Se levanta sobre dos antiguos trazados de ferrocarril mineros, el primero va desde el Valle de Quirós a la estación de Trubia, y el segundo desde Caranga de Abajo a las minas de Teverga. Atravesando los concejos de Quirós, Santo Adriano y Proaza. Podemos confeccionar diversos recorridos, en función de nuestras necesidades, hasta 55km de ida y más de 100km de vuelta.

De Entragu, desvíandonos en Proaza a Santa Marina, volviendo a Proaza para proseguir hasta Trubia, 55Km en total de ída.

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Desde Entrago, pasando por Caranga de Abajo y desviándonos a la derecha hacia Santa Marina para volver a Caranga de Abajo, continuando hasta Trubia. A la zona se le conoce como los valles del oso, con una bonita historia que os cito más abajo, formando parte del Camin Real de la Mesa.

Salimos del área recreativa de Entrago, pasamos por las ventas y llegamos a Caranga durante unos 10km. De Caranga podemos desviarnos hacia el embalse de Valdemurio y Santa Marina durante 30 km en total de ida y vuelta hasta Caranga de nuevo. Seguimos la senda del Oso desde Caranga a Proaza durante poco más de 3km. De Proaza, seguimos rumbo al Área de Buyera durante 2km y medio más para observar a los Osos. Seguimos 11 Km más, pasando por Villanueva y Tuñon, hasta la estación de Trubia. Podemos seguir durante 6km más hasta el final de la senda del Oso y, en donde podremos enlazar con otra ruta desde las cascadas del Guanga, en San Andrés.

Tramo 1 – De Entrago a Trubia; 25Km.
Tramo 2 – De Trubia a Santa Marina; 30Km.
Tramo 3 – De Santa Marina a Entragu; 23Km.

La Historia de los Osos

Unos repentinos y extraños ruidos que el eco difuminó rápidamente entre las montañas, despertaron la curiosidad de dos pequeños oseznos hembra, de apenas 5 meses de vida que jugueteaban alegres en el interior de su madriguera. Al asomarse al exterior vieron como la cabeza inánime de su protectora madre les parecía observar con un gesto de impotencia tras haber caído abatida por los disparos de un cazador furtivo.

Era junio de 1989, y las dos pequeñas osas finalizaban una vida puramente salvaje, para empezar otra que el destino les había preparado al abrigo de aquella misma especie que acababa de dejarlas huérfanas. Una noche, pocos días después, los dos cachorros eran abandonados en el interior de un monasterio en ruinas del concejo de Tineo, de donde serían rescatadas paradójicamente por otro, esta vez responsable, cazador, que alertaba a continuación al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA).

Las dos osas fueron trasladadas primero a un recinto del concejo de Llanes custodiado por el Fondo para la Protección de Animales Salvajes (FAPAS). Más tarde viajaron a Vic, en Cataluña, y a continuación vivieron durante un tiempo en el Parque Cinegético Nacional de El Hosquillo, en Cuenca. En 1996 vuelven a su Asturias natal dónde toda la ladera de una montaña, cercada y acondicionada para ellas, y el amparo de la Fundación Oso de Asturias (FOA) les esperaba.

Y a excepción de cinco meses en el 2004 que pasaron acogidas en el Parque de Cabárceno, mientras se reconstruía su cercado, roto por un desprendimiento, allí han vivido desde entonces. El origen de los nombres de las osas son los del cazador que rescató a las osas (Tola) y un miembro del FAPAS que inicialmente las acogió (Paca).

Se añadió posteriormente al cercado a Furaco, un fogoso oso de Cabárceno encargado de asegurar la reproducción de las las osas. La última incorporación es Molinera, usa osa rescatada en Cangas de Narcea y trasladada a Santo Adriano por no poder adaptarse al medio natural en que residía en libertad.

En 2017 Furaco regresa a Cabarceno y el 2018 muere Tola, quedando en el cercado Paca y Molinera.

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