Me gustaría hacer una reflexión sobre el picante de la vida, tan necesario en tiempos de crisis y de crispación, el humor con amor o, como a mí me gusta llamarlo, ‘hamor‘.
Uno de los valores que se está perdiendo, con la transición emocional del siglo XXI, es el sentido del humor sano. Hemos pasado del humor a la ironía o a la retórica, pasando por el sarcasmo.
La comedia es un arte, no todo el mundo vale para hacer reír, aunque todo el mundo puede y debe aprender a hacer reír, empezando por sí mismo/a. Hay tres maneras de hacer humor; hacer reír, reír con alguien o reírse de alguien. La última puede ser la más cruel.
Hacer reír es la mejor terapia de auto ayuda que existe, además, es gratis y fortalece los músculos de la cara y del abdomen. Una vez se controla el autoestima y las emociones propias, el siguiente nivel es compartirlo con el resto de la sociedad, transmitiéndole la alegría y espontaneidad que nos hace sentir la risa. Y reírse con alguien, puede ser actuado o interpretado como una vacilada de cuñao en el buen sentido de la intención o, por el contrario, como un abuso emocional hacia a algún individuo, animal o cosa.
Si aprendes a reírte de ti mismo, robarás sonrisas y serás inmune a la ofensa.
#ReflexionesNinja
Si hay un tipo de humor que me caracteriza y me siento identificado, es el humor catalán, quizá me haya influenciado algo el hecho de haber nacido en Catalunya. Pero, indistintamente de eso, es el tipo de humor que más me representa y agrada, por ese toque fresco y amable, incluso para reírse o burlarse de los anécdotas cotidianas más mundanas que comete casi todo el mundo y, aunque , no suela hacer gracia a la mayoría cuando le ocurre algo a sí mismo/a, se ríe más cuando otros se ven afectados por las anécdotas.
Y, al ser un humor amable, aunque se hable de tabús o temas incómodos, lo hace más entretenido. Lo cuál demuestra que el ser humano no es tan perfecto como se intenta hacer ver o al menos hasta que alcance la perfección conocimiento y sanando sus heridas emocionales. Es decir que, el humor y si es catalán, es como una terapia psicológica que alivia los sentidos y deshace los complejos.
Algunos de los comediantes que más me han marcado desde bien joven, destaca el presentador y showman Andreu Buenafuente y el actor cómico estadounidense Jim Carrey. Una mezcla casi del mismo formato, catalano-americano.
Andreu Buenafuente, es una gran influencia del humor catalán, influido por el formato artístico norte americano, importando este estilo a su tierra catalana. Nacido en Reus (Tarragona), empezó en la radio de su pueblo natal y dio el salto a mediados de los años 90 a la televisión autonómica catalana TV3, más tarde a principios del siglo XXI saltaría a nivel nacional en la cadena Antena3tv, La Sexta y, finalmente, Movistar Plus. Siendo fiel a su particular formato americano latenight, iniciando con el monologo y dando paso a los colaboradores, invitados, la banda musical en vivo y con público en directo.
Jim Carrey, es uno de los actores más polifacéticos de la gran pantalla, por sus gestos y su espontaneidad, ha sido crítico moralista y malinterpretado como negacionista por defender una vacunación sin ciertos ingredientes tóxicos. Conocido por películas como Ace Ventura, Como Dios, Dos tontos muy tontos, Di que sí, las dos películas como el villano de Sonic, entre un extendido reparto de películas y espectáculos de comedia desde 1970. Casado con varias relaciones y tras sufrir depresión, se considera un actor muy vivido.
Cabe destacar otro genio y figura por no ser tan genio y figura, se trata de Eugenio, introductor del humor negro catalán y, además, maestro Reiki. Eugenio es una de esas personas que, sin saberlo, es una persona motor.
Lo cierto es que, de pequeño nunca me gustó Eugenio, y el humor negro aún menos, no le encontraba la gracia y sigue sin gustarme, la diferencia es que ahora entiendo los chistes y aún me hacen menos gracia.
Porque el humor negro son esas anécdotas que la gente le hacen gracia cuando le ocurren a los demás, pero cuando les sucede a ellos no les hace tanta gracia.
El humor negro es como el salseo normalizado. Eugenio se ganaba la vida a costa de mentes crueles y además le servía de terapia, es como recibir una pensión por ir al psicólogo. Ni tan mal pensaran algunos, pero Eugenio era una persona tan normal y tan corriente como los demás, que se diferenciaba por sobrevivir a las adversidades de la vida y aprovechando las oportunidades sin reírse de nadie más que de si mismo, haciendo feliz a los demás para que no se hundieran en la misma mierda.
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