Kamino de la Mancha

Desde algún lugar de la Alcarria, de cuyo nombre no me da la gana decir, partió un cicloturista de los de libre albedrío, vieja escuela, bici pulmonar, con alforjas y actitud de superación personal que buscaba nuevas rutas para retarse y mantener su espíritu flipado cada vez más vivo.

Así pues, tras recorrer el camino del apóstol anteriormente, halló la luz de seguir aventurándose cuál mercenario y, desterrando falsas compañías, descubrió un nuevo horizonte de esperanza. La sabiduría tiene un alto precio pensó, pero más cara le habría salido seguir confiando en quién no confiaba en él.

A lomos de su bicicleta cruzó montañas y desiertos, a veces acompañado de su fiel escudero de cuatro patas. Una criatura más noble que su enorme tamaño, una mezcla de pastores tan ágil como resistente, a la par que inteligente. Que le devolvió la fe de confiar en su propia autoestima y en la de quienes brillen igual.

Tras cruzar las fronteras portuguesas, Neo se quedó descansando a cubierto de las altas temperaturas estivales, mientras Kemix se aventuraba en un nuevo reto personal a la altura de las grandes rutas milenarias recorridas desde los gladiadores más fuertes hasta los más modernos caballeros medievales y más antiguas incluso que la ruta franceso apostólica.

Siguiendo con la filosofía de tratar de evitar transportes ajenos, en la medida de lo posible, confeccionó una ruta saliendo, de nuevo, desde la puerta de su casa. Cruzando o bordeando ligeramente los madriles, desviándose del corredor del Henares para adentrarse en el Camino Uclés y siguiendo el paraíso de las fresas con nata.

La segunda etapa se adentrará en la tierra de Don Quijote y los gigantes molinos de viento, más amigos que enemigos, y llaneando hasta la tierra de las califas, o en su defecto hacer un trasbordo con el tren de Media Distancia desde Manzanares para acortar dos días de ruta por cuestión de fechas y algo de calufa. Desde la capital califal de Córdoba seguiría la via de la Campiña hasta la capital moderna del nuevo Al-Andalus, Sevilla, tierra de artes y gustos para todos los colores.

Un dato técnico curioso y tan sencillo como inteligente, al margen de contar con la previsión de días útiles y de reserva necesarios para llevar a cabo cualquier aventura, es que las poblaciones principales de paso con una distancia prudencial entre sí y con algo en común con un servicio tan básico, aparte de algún comercio de avituallamiento, es que cuentan con estación o apeadero de ferrocarril en funcionamiento. Por sí acaso surgiera la emergencia o causa de fuerza mayor que obligue a recalcular la ruta, como es el caso del tramo 4 de la misma.

Tramo 1: Jadraque, Alcala de Henares, Velilla de San Antonio, Rivas Vaciamadrid; 108Km.

Tramo 2: Rivas VaciaMadrid, San Martin de la Vega, Ciempozuelos, Aranjuez, Castillejo – Añover, villasequilla, Huerta de Valdecarábanos, Tembleque; 95Km. 

Tramo 3: Tembleque, El Romeral, Villacañas, Via Verde del Trenillo hasta La Villa de Don Fadrique, Quero, Alcazar de San Juan, Cinco Casas, Manzanares; 115Km. 

Tramo 4: Manzanares – Cordoba transbordo con MD Renfe.

Tramo 5: Cordoba, Via Verde de la Campiña, Marchena; 90Km.

Tramo 6: Marchena, El Viso de Alcor, Mairena de Alcor, Sevilla; 60km.

Una vez en Sevilla, Kemix tendrá que enfrentarse a los Dioses para recalcular la vuelta a casa, completando una mini vuelta a España.

¿Os vaís a perder la aventura completa?

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