Hoy, 28 de Diciembre, es el día De los Santos Inocentes, momento fuera de lugar para celebrar nada, más bien debería ser un día de luto por el sacrificio que mandó ordenar el Rey Herodes I El Grande, a todos los niños menores de 2 años, con el objetivo de eliminar al recién nacido Jesús de Nazaret, por la profecía que corría el riesgo de destronar su reino.
Lo que demuestra que las guerras civiles de Israel están profundamente marcados por los dogmas religiosos y los prejuicios civiles desde los tiempos de los romanos, no es algo que venga de ahora. Pero si que deberían tomar conciencia, todas las civilizaciones y culturas, para ser menos extremistas con las ideologías y acabar con los prejuicios que empiezan guerras.
Más tarde se mezclaron fiestas paganas y medievales, Saturnalia y la fiesta de los locos, celebrando bromas por un falso rey de broma y cambios de roles entre nobles y clérigos, rebajándose a la humildad y los chascarrillos que no podían ostentar en sus respectivos cargos formales a diario. Por lo que el adjetivo de los santorales oculta intenciones más oscuras, cada vez que la religión cristiana ha intentado expropiar alguna tradición o propiedad.
De ahí la mezcla de festividades que ha ido moldeándose con los años, celebrando el holocausto de la Natividad, la liberación de los prejuicios por parte de nobles y clérigos, los regalos desenfadados del amigo invisible, intercambio del resto de regalos navideños, rituales patologicos, mezcla de culturas y marketing que afectan a San Nicolás de Bari, obispo original de Turquía, asociado como el Santa Claus yankee de la Coca Cola y los tres Reyes Magos, de la cultura occidental europea, que representan las tres culturas mundiales.
En la actualidad, segunda década del siglo XXI, ha llegado a un punto insostenible en que ya no se distinguen las bromas inocentes y chascarrillos de un día al año respecto el resto de días, con la tendencia de los últimos años de los memes y las fakes news que circulan por doquier. Un día al año no hace daño a nadie pero, con esa premisa, la sociedad ha acabado abusando de la confianza y del marketing de guerrilla, hasta dar asco. Todo bajo un trasfondo de humor negro y trastornos emocionales que desenmascaran subconscientes bipolares encubiertos por heridas emocionales sin resolver.
No me gusta ponerme tragicómico pero, creo que, hace falta reflexionar con un poco más de autocrítica para evitar las vergüenzas ajenas y regulación de ese marketing de guerrilla virtual que incita al odio más que al humor. La clave de todo es la educación y la ética para desarrollar una autoestima sana que sepa discernir y aprender de la inmadurez, para afrontar las adversidades positivamente y aplicar límites adecuadamente.
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