Cada vez está más al orden del día en, depende que contextos, descontextualizar la libertad de expresión, especialmente por individuos o grupos sociales prepotentes cuando se sienten rebatidos por alguna opinión contraria. En realidad muy pocos saben, o quieren saber, lo que realmente significa y/o tienden a confundir conceptos en función de sus intereses.

Se entiende por Libertad de expresión toda forma de expresar libremente nuestros pensamientos más intrínsecos sin que nos critiquen u opriman por ello, pero claro, de la misma forma que esperamos un respeto por nuestras opiniones también debemos aceptar con respeto el resto de opiniones, sean favorables o contrarias.

La clave está en pensar antes de actuar y actuar como nos gustaría que actuaran con nosotros. Tratar al prójimo como nos gustaría que nos tratasen a nosotros mismos, sin esperar nada a cambio. Y, en función de eso mismo, seguir tratando como nos tratan. Antes de buscar culpables ante posibles malentendidos, hay que cbuscar soluciones en nuestro interior, en lugar de buscar culpables ‘tirando balones fuera’. Incluso aunque la culpa sea ajena, la solución de cualquier circunstancia siempre debe depender de nosotros mismos y de nuestra actitud, directa o indirectamente, porque no podemos controlar las circunstancias ajenas, únicamente podemos controlar nuestra actitud para afrontarlas.

Y el resultado de asumir nuestros propios errores sin mirar a quién o sin esperar nada a cambio, o expresar los errores ajenos con asertividad y sin afán de superioridad, alcanzaremos el nivel de paz interna para tolerarnos y respetarnos mutuamente.