Cuando los prejuicios se convierten en suspechas no confirmadas surgen todo tipo de mentiras y toda clase de especulaciones para tener la razón a cualquier precio pero, ¿merece la pena arriesgar mucho más que los posibles intereses que tengamos?

La mentira en sí es lo de menos, ya que es una simple etiqueta para definir la falta de transparencia por diferentes motivos, lo que de verdad cuenta es la gravedad de las intenciones por evasión o justificación de las prioridades y responsabilidades. Hay ocasiones en las que hay que disfrazar la verdad con palabras que pueda entender nuestro interlocutor, otras veces hay que esperar el momento oportuno y, sin embargo, otras veces se malentienden por intereses egoístas o dobles intenciones.

No sé si es más frustrante vivir engañado en la ignorancia o saber que te están engañando sin saber cómo expresarlo, porque es nuestra palabra contra la opuesta y, normalmente, quién mejores intenciones tiene no desconfiará ni de quién no las tenga, mientras que el que carece de escrúpulos no escatimara en usar todos sus recursos para obtener lo que le interesa a cualquier coste, porque lo único que le interesa es su propia supervivencia y, como mucho, la de quién / lo que le interesa. Aunque resulte casi imposible desenmascarar a un manipulador compulsivo, ya que siempre tendrá una coartada,  para excusarse con más explicaciones de las debidas y seguir negando lo evidente. Por eso, se pilla antes a un cateto que a un mentiroso.

Los síntomas inescrutables de la mentira es la necesidad de dar más explicaciones de lo debido y perder la calma por la inseguridad de saber que es mentira. Quién realmente va con la verdad por delante, no hay inseguridad que valga porque, tiene la conciencia tranquila de hacer el bien sin mirar a quién. Y al final, el tiempo y el olvido pone a todo el mundo en su sitio, tarde o temprano, porque para mentir se necesita un extra de imaginación y memoria para crear y recordar lo inexistente.

La mejor manera de descubrir a un manipulador y/o mentiroso es seguirle la corriente, siendo conscientes en todo momento de actuar con coherencia para que no nos atrape su realidad ofuscada, hasta que se consiga delatar por sí mismo con su propia saturación de información procesada falsamente. Para ser conscientes sin que afecten las mentiras ajenas, hay que seguir actuando con normalidad procurando que no  afecte a nuestra integridad emocional, y mucho menos física, haciendo vida normal y confiando que el tiempo pase factura a quién mantenga una telaraña de farsas. Hay que anticiparse mentalmente, ya que si nos anticipamos impulsivamente corremos el riesgo de sobreactuar.

La mejor medicina contra la mentira y los manipuladores es la sonrisa y la discreción. Porque alguien que pueda caer tan bajo para hacer caer a los demás a su vez, es porque no tiene el conocimiento ni la constancia de tenerlo, porque es mucho más fácil robarlo de quién ya lo tiene adquirido y rebajarlo a su nivel para aparentar cambiar los roles. Pero solo podrá eso, aparentar, ya que el conocimiento no puede robarse si no se comprende el porqué, algo que lleva su tiempo en función de la constancia de cada uno.

La incertidumbre puede parecer tan mala como los intereses de por medio cuando no son favorables pero, no merece la pena rebajarse ni poner en jaque nuestra  integridad emocional, nuestra paz interior es mucho más importante que se mantenga en armonía con el entorno que nos rodea para comprender el sentido entre el bien y el mal.