El ser humano es sociable por naturaleza pero, también es egoísta, porque si se es bueno se atrae a cualquiera con el riesgo que supone y, si además se es honesto, te pondrán de todos los colores antes que el bueno descubra al malo con la verdad, aunque el malo tenga que inventarse en la mayoría de las veces una verdad a medias para encubrirse.

Eso de que los polos opuestos pueden convivir adecuadamente porque sus cambios de impresiones es, en realidad, un síntoma de ser iguales, es un mito. Y cuando antes se corte el problema de raíz, menos consecuencias negativas sufriremos posteriormente.

Dependiendo el carácter o los intereses de las personas, una determinada relación de polos opuestos pueden durar a corto o largo plazo. Cuanto menos dure lo que no aporte mejor, ya que, de lo contrario, las consecuencias pueden ser más irreversibles.

Mantengo mi teoría de que nadie es malo por naturaleza, simplemente existen caminos diferentes en función de los intereses de cada uno. Lo malo o peor de estas situaciones, es cuando no se dice a tiempo o existen manipulaciones para posponer lo inevitable.

Está claro que, allí donde vayas haz lo fueres y júntate con los seres de tu especie. No quiere decir que siempre tengamos que estar de acuerdo para que no haya problemas, se puede discrepar pero con educación, de hecho es necesario para ver nuevas perspectivas o realizar terapias sociales, pero la diferencia está en debatir o discutir. Los polos favorables debaten razonablemente y los polos opuestos siempre tienen una excusa para terminar discutiendo.

La diferencia de los tipos de intereses es que, quien tiene buena voluntad sin esperar nada a cambio, no se avergüenza ni de sus propios defectos y encaja mejor las criticas, viendo lo negativo como un reto de superación personal. Sin embargo, las personas con intereses o dobles intenciones, siempre tendrán una excusa para no ser sinceros entrando en una espiral de malentendidos, engañándose a sí mismos y buscando la aprobación ajena porque se creen el ombligo del universo.