¿Críticas deconstructivas o bulling?

Siempre he sido partidiario de que lo que necesitaba la sociedad, para alcanzar la democracia, era mejorar el nivel de información, algo que ha logrado Internet. Pero, creo que, los excesos de libertad de expresión y de confianza hacen correr el riesgo de producir el efecto contrario rompiendo los buenos hábitos.

Por eso es necesario aprender a autogestionar las emociones siendo responsables cada cual de sus actos, concienciando que la psicología y la filosofía son dos ciencias necesarias para el discernimiento racional y, en caso de necesitar ayuda profesional no es más vulnerable que el que no quiera o pueda admitirlo por sí mismo.

Creo que es un gran paso adelante el hecho de reconocer y señalar la violencia para no tener miedo a expresarnos y ser más transparentes, desde el respeto siempre e independientemente del género, la raza, el credo, la espécie y/o la edad. Pero, cuidado, con el exceso de la sobre información no solo ha aumentado la libertad de expresión, sino que, parece haber abrumado nuestra capacidad de gestión emocional, saturando la convivencia con los egos y orgullos que acaban en malentendidos o abusos de confianza. Y algunas veces acaban en discusiones sin salida por no encontrar un consenso social.

El que opina con respeto es dueño de lo que él dice, no de quienes se ofenden.
#ReflexionesNinja

Sinceramente, creo que, no solo es que haya aumentado el nivel de irascibilidad o susceptibilidad gracias a las nuevas tecnologías de comunicación, sino que, el egoísmo es el que forma parte del instinto de supervivencia de todos los humanos, para protegerse de los peligros que le acechan, provocando reacciones impulsivas que dan lugar a los prejuicios y malentendidos que suelen acabar en cualquier tipo de violencia. Nadie está exento de cometer o recibir violencia, por el simple hecho de opinar, juzgar o actuar, entrando en comparaciones con el resto de personas, animales o cosas, sin el mismo consentimiento que daría a cambio y justificando sus malos hábitos con el recurso fácil de la ignorancia o el sentido de humor negro. Puestos a pasar página, hay dos tipos de situaciones; hacer el vacío sin tomarse molestias de arreglar una determinada situación a tiempo o mostrar indiferencia después de haberse tomado demasiadas molestias y acabar desistiendo por salvar la propia integridad física y/o de su entorno.

Creo que, si han aumentado los “ofendiditos” en el último medio siglo, es por la falta de gestión emocional, provocada en cierto modo por la estrategia de manipulación narcisista que usan los máximos dirigentes para recortar los derechos del resto de la ciutadanía, conformándose con sobrevivir, en lugar de mejorar la calidad de vida para todos. En realidad, no creo que hayan aumentado tanto como años atrás, sino que se les ha dado más voz gracias a la comunicación de las nuevas tecnologías, para bien o para mal. Es como cuando se habla de los accidentes aéreos, siguen siendo la menor causa de accidentes pero cuando ocurre alguno consterna al mundo entero, como no es para menos. Las víctimas también tienen la responsabilidad de aprender de la experiencia, incluso concienciar sobre ello, para no volver a permitir aquello que les supuso convertirse en víctimas.

Una persona sabía y equilibrada es aquella que no ofende intencionadamente,
y que tampoco se siente ofendida por nada.
#ReflexionesNinja

Y para actuar desde el respeto hay que recuperar los valores que se han perdido con el progreso que deshumaniza apalancandonos en esa calidad de vida que todos buscamos y pocos merecemos si no lo gestionamos adecuadamente con el autoconocimiento y la formación contínua, para aprender a (re)conocer y aplicar los límites propios y ajenos con empatía, en el momento oportuno con paciencia y calma. Tratando de evitar o moderar en la medida de lo posible para anticiparse a las consecuencias negativas que suelen desarrollar el instinto reactivo, impulsivo y/o violento, con comentarios fuera de contexto como el mal llamado humor negro, hábitos innecesarios, exceso de confianza arrogante, fanatismos, aprender a desaprender creencias irracionales que bloquean la evolución natural de las cosas, confundir conceptos o sinónimos para terminar expresando lo mismo con afán de protagonismo para intentar acaparar la razón, etc. En resumen, soltar apegos y mantener una actitud receptiva y abierta a los cambios, siendo capaces de mantener nuestros principios, respetando los ajenos y sabiendo cuando rectificarlos o afirmarlos cuando proceda, actuando con discrección.

Todo el mundo tiene algo que aportar, hay espacio para todos con organización y conciencia, de igual manera que se tiene el momento apropiado para expresarlo, tan solo hay que ser pacientes y hallarlo. Ese proceso de paciencia es lo que se denomina como mente equilibrada y, por ente, madurez.

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