Se habla mucho de la sanidad pública o privada y poco sobre los reconocimientos médicos, más concretamente sobre los reconocimientos laborales. Se supone que un reconocimiento médico está creado para descartar posibles patologías y dar el visto bueno a un trabajador que sea apto para su desempeño respectivo. Pero me da la sensación que el objetivo principal se convertido en una misión burocrática con tal de detectar anomalías que sigan alimentando el falso progreso.
El que busca, encuentra
y el que acepta, fluye.
#ReflexionesNinja
Sin ánimo de generalizar y, sobre todo, diferenciando las intenciones buenas e incluso vocacionales dentro de una prácticas poco ortodoxas normalizadas, cada vez estoy más convencido que todo forma parte de un plan de convivencia piramidal para satisfacer a las élites del poder a costa de involucionar. No es negacionismo, sino escepticismo y observación del entorno.
He llegado a esta conclusión debido al contraste de la complejidad burocrática para determinar las conclusiones y la simplicidad de exploración para recopilar las pruebas, basándose en manuales sin actualizar por prejuicios, dando por hecho resultados sin concluir en profundidad. Un grave error para oficios que requieren de una gran responsabilidad y sentencia.
A lo largo de mis 20 años de experiencia laboral, me he dejado guiado reconocer para conocer mis aptitudes y tener una referencia médica de posibles patologías como saludables, hasta la fecha más saludables que patológicas, afortunadamente. Pero en los últimos 10 años, dejé de presentarme a dichos reconocimientos, desde que aprendí a escuchar al cuerpo y a detectar los patrones sociales.
Descubre más desde The Kemix
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.