Hoy día 1 de Mayo es el Día Internacional del asma, enfermedad crónica y cardiovascular, que según dicen los expertos médicos, es la enfermedad más peligrosa y menos controlada del cuerpo humano. Pues se trata del motor de arranque de nuestra vida.
Desde el punto de vista científico el asma es una enfermedad que viene derivada de distintos tipos de alergia. Desde el acaro del polvo a la humedad o el calor, que afecta principalmente al sistema cardiovascular, o sea, las vías respiratorias. Y puede tener diversas reacciones, dependiendo si se comparte con otros tipos de enfermedades o patologías.
Por esta razón, afecta de manera diferente a cada persona, según sus características fisiológicas, estilo de vida saludable, actividad física, incluso el estado anímico o de las emociones. El sistema nervioso afecta muy particularmente en todo el sistema metabólico del cuerpo humano más de lo que pensamos, es fantástico la compenetración de los órganos del cuerpo humano, es una maquina orgánica que funciona como un todo a la perfección, en la cual cada órgano tiene su función como en una cadena de montaje. Si algún órgano falla, la carencia de sus funciones alerta al metabolismo de las posibles irregularizaciones que podrían deberse, así como infecciones o falta de suministro energético, vitaminas, etc. De manera que, otro órgano lanzaría las defensas apropiadas para intentar paliar el problema ocasionado en la medida de lo posible. No obstante, por muy perfecto que sea nuestra máquina corporal con la capacidad de autosanarse dentro de unos límites, no quita que en determinadas circunstancias debamos acudir a un especialista en medicina, bien sea para prevenir males mayores o empeoramiento de las carencias que puedan derivar en infecciones más graves y/o enfermedades.
Desde el punto de vista neurológico, las enfermedades o infecciones, afectan a cada persona de manera distinta en función de sus capacidades fisiológicas e incluso de sus facultades mentales o emocionales. Porque, como digo, muchas veces, la actitud puede llegar a marcar una gran diferencia.
Está claro que una conducta pesimista siempre produce un estado de decaimiento y pasividad que produce una inactividad en el metabolismo del cuerpo que provoca que sea más lento y, por tanto, trabaja más dificultosamente, derivando así en unas consecuencias negativas como una mala salud, inestabilidad emocional, etc. Y eso se refleja en un cuerpo más envejecido y descuidado, incluso a edad temprana. Mientras que un estado de ánimo optimista siempre es señal de una plenitud emocional, por lo tanto los órganos reciben buenas vibraciones del sistema nervioso para que el metabolismo trabaje correctamente sin dificultades.
Tampoco quiero decir que el poder mental sea una especie de mágia curativa contra todos los males, ni mucho menos, sino que, se trata de tener autocontrol sobre nuestras emociones para evitar muchas situaciones psicosomáticas. O al menos no empeorarlas más de lo habitual, por circunstancias ajenas incontrolables.
Como decía, se puede conseguir bajar el riesgo de la “enfermedad” porque, estoy completamente seguro, que la solución a la mayor parte de enfermedades está en el poder de nuestra mente, el sistema nervioso, el cerebro es “el gran jefe” que manda las órdenes a todos los órganos. Por otro lado, las enfermedades no dejan de ser una simple etiqueta humana para catalogar los comportamientos anómalos que nos acortan la vida, lógicamente eso no gusta, pero tampoco quita que forme parte del proceso natural de la vida, bastante hace la medicina y la ciencia luchando a contracorriente para evitar lo inevitable. La mejor manera de mentalizarse, es utilizar la disciplina para diferenciar entre lo que deseamos y lo que necesitamos.
Poca broma, hablo en serio y sino, reflexionarlo con calma y detenidamente. Es posible que tenga un tanto por ciento de margen de error, pero tampoco voy desacertado del todo, porque todo es producto de nuestra mente y depende de cada uno hacer funcionar correctamente esa maquinaria perfecta que todos llevamos dentro llamada cuerpo.
Personalmente, el ciclismo y el ciclo indoor, me han enseñado a controlar las pulsaciones de tal manera que conozco cada latido de mi corazón y los límites hasta donde están dispuestos a llegar. Minimizando las crisis asmáticas de la niñez y reduciendolas a un simple catarro con los cambios de tiempo. Y, evidentemente, con la medicación preescrita, cuando pertoque.