Hay una gran diferencia entre reflexionar y soltar indirectas. Reflexionar es de sabios y soltar indirectas de necios.
No le temo al enemigo que me ataca, si no al falso amigo que me abraza.
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#ReflexionesNinja
Para empezar, reflexionar es observar el entorno para aprender y/o cuestionarse uno mismo antes de señalar al prójimo y, puestos a señalar, siempre como último recurso con la máxima empatía y delicadeza posibles, lo que se denomina educación y respeto. Reflexionar es cuestionar desde la humildad cualquier hecho subjetivo desde la máxima objetividad posible para entender mejor su funcionamiento y afirmarse o ratificarse con argumentos de primera mano para obtener el autoconocimiento. Suele llevar un largo tiempo obtener dicho autoconocimiento, puesto que la espera incierta requiere paciencia pero merece la pena entrenar la experiencia con serenidad. La paz interior puede desarrollarse de dos formas; vivir durante un período determinado de sufrimiento, o bien, recluirse a meditar durante años en algún lugar tranquilo.
Mientras que las indirectas están basadas en especulaciones o prejuicios subjetivos, escuchas de oído y señalar con el dedo, directa o indirectamente, tratando de camuflarse como falsas opiniones, en su mayoría intrometidas o no consentidas, tratando de confundir al receptor o receptores de la teoría especulada. De manera inconsciente no tiene justificación alguna, pero conscientemente no tiene perdón alguno. Las razones para expresarse con indirectas son un síntoma claro de incapacidad para gestionar las emociones de manera madura, y la única forma de erradicar sus síntomas es la reeducación emocional por naturaleza o con ayuda, de lo contrario es mejor mostrar indiferencia para evitar contagiarse del desprecio por despecho.
La gestión emocional no depende de las habilidades, pero estas si dependen de las emociones para ser ejecutadas con buena o mala finalidad.
El peor hábito es el de aferrarse donde no encajamos.
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