Vivimos en una sociedad cada vez mejor comunicada pero peor organizada, demasiadas prisas y poca observación. No quiero dudar que las intenciones sean buenas, no al menos poco cómodas, pero sí que de dudoso resultado satisfactorio. Cuantos más avances, más ambición por avanzar y más deprisa vivimos olvidándonos de lo realmente importante; VIVIR y TRABAJAR APRENDIENDO.
Cierto es que la evolución tecnológica y los avances en el conocimiento prolongan la longevidad de vida evitando los trabajos duros, favoreciendo la calidad de vida en comparación cuando se trabajaba de “sol a sol” en el campo o en la obra, donde aún siguen practicándose para según qué tareas que lo requieren, total o parcialmente.
Pero no voy a hablar de cómo una persona se convierte en hombre, o en mujer, realizando trabajos forzosos. Si no, de cómo se desarrollan nuestros principios y valores realizando acciones físicas que favorecen el conocimiento a través de la experiencia.
En la actualidad se han desarrollado miles de puestos de aprendizaje para aprender mejor las tareas a desempeñar en el puesto del futuro. Teniendo la facultad, además, de poder escoger el oficio predilecto en función de los gustos, habilidades, conveniencia, o la razón que fuere para cada tipo de individuo. Puestos de aprendizaje que dependen del sistema para su propio enriquecimiento, en lugar de enriquecer la experiencia del aprendiz.
A diferencia de varios años atrás, partiendo desde la edad media sin ir más lejos, cuando más o menos se empezaron a crear los oficios con algo de prestigio pero escaseaban los centros de educación. Entonces se enseñaban las costumbres de generación en generación, normalmente de padres a hijos, lo cual lo convertía en un hecho más simbólico y cercano, aunque si los niños quedaban huérfanos por las enfermedades o guerras de la época, lo tutelaba algún sabio ermitaño que le transimitía sus facultades experimentadas, sin perder calidad de enseñanza. Incluso, los nobles de “sangre azul” de la época, enseñaban con profesor a domicilio por la falta de centros o de integración social. Cada cual transfería conocimiento al nivel adquisitivo de sus posibilidades, aprendiendo el oficio familiar, el oficio artesanal, o nuevas habilidades, en definitiva, generaban una actividad producente.
Hoy en día, en el siglo XXI, uno de los cambios que, en mi opinión, ha agravado la degradación de los recortes educativos, es precisamente ese cambio en la forma de transferir los conocimientos. La culpa de las leyes no solo es del sistema, sino de las nuevas costumbres de convivencia que adquieren los ciudadanos para tener más libertad, aún poniendo en riesgo la educación de sus pupilos. La enseñanza no es que sea mala, pero resulta demasiado frío y calculador dejar toda la responsabilidad educativa en un centro especializado para ello, comparado al aprendiz de toda la vida que, a la vez de adquirir experiencia y conocimiento humildemente, directamente también producía. Mientras que el estudiante de hoy en día solo gana conocimiento sin experiencia y, al margen de la sabiduría, no cotiza en el mundo laboral hasta que ha finalizado sus estudios, con el agravante superficial de que cuanto más pesen los años menos oportunidades de negocio podrá optar, perdiendo así un tiempo valiosísimo.
Una vez más, la responsabilidad de la situación apunta a una buena educación, o reeducación, correcta pudiéndose salvar muchos cerebros y nuevas oportunidades. De ahí la importancia de la FP (Formación Profesional), prácticas en empresa, remunerar el trabajo becario pero sin que estos esperen mayor beneficio que el ampliar su experiencia como una inversión de futuro que, posteriormente, les remunerará el beneficio que temporalmente sacrifican. Y, lo más importante, darle rienda suelta a los sueños desde bien temprana edad para ser capaces de lllevarlos a cabo cuanto antes.
No existen malos alumnos, solo hay buenos o malos maestros que pueden marcar el destino de toda una generación. De ahí la importancia de invertir en educación y cultura, desde la más tierna infancia, porque los jóvenes de hoy serán los emprendedores del mañana. #ReflexionesNinja
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