Certificado de Humildad

En los últimos años ha habido una tendencia, cada vez mayor, innata del ser humano a suplantar o usurpar la identidad o los derechos de propiedad intelectual de terceros u obras de terceros, faltando al respeto al esfuerzo de los creadores que generan contenido. Ya sea en forma de piratear software, robar fotografías, suplantar identidades, etc. Todo ello perseguido y castigado por el código penal, con penas de sanciones económicas y hasta cárcel, en función de la gravedad o el tamaño de los daños ocasionados.

 

La siguiente reflexión habría que separarlo en dos tipos de causalidades, según afecte;

Cuando el perjuicio se trata o depende del carácter profesional y/o económico, se debe denunciar y buscar ayuda de las autoridades e instituciones competentes, sin ninguna duda, a la policía, oficina de patentes, registro de propiedad intelectual, SGAE, etc.

Si el perjuicio es de carácter más personal y no depende de ello la supervivencia económica y/o profesional, igualmente es denunciable con todas las de la ley, incluso moral. Pero reflexionando introspectivamente en la tranquilidad y la paz interior de hacer el bien sin mirar a quién, realmente no hay que preocuparse tanto del perjuicio, sino de quién lo causa y por qué lo causa, y de la poca personalidad que debe tener alguien para que su mayor preocupación sea el de robar la identidad o propiedad intelectual de un creador de contenido u obras, en lugar de tener o emplear la suficiente imaginación para crearlas por sí mismo y a su propio estilo.

 

Al margen de la pertinente denuncia o las cartas que se tomen en el respectivo asunto, por mucho que el ladrón o ladrona consiga beneficiarse expropiando los derechos ajenos, legal o moralmente, pero sobretodo moralmente, es un autoengaño frustrante que por mucho que no lo reconozca suficiente castigo conlleva  tener ciertas limitaciones para no darse cuenta y caer en la inmoralidad de cometer semejante acto contra los derechos ajenos. De la misma manera que cualquier otro delito, es una pérdida de los derechos propios porque está retractando sus propias capacidades limitadas para tener que conseguir algo usurpándolo, porque es incapaz de crearlo por sí mismo. Porque, además, la esencia de crear algo está en vivirlo o experimentarlo por sí mismo, y con la usurpación no se puede experimentar la misma sensación, por lo tanto no podrá comprender aquello que no ha creado o vivido hasta que lo viva o experimente por sí mismo, y aún así serán esencias o perspectivas diferentes porque, por muy similares que sean cada obra destacada por la huella o estilo de cada autor.

Mientras que la víctima, a pesar del disgusto y la pérdida por el robo, debe mantener la calma y la conciencia tranquilas de tener la voluntad y la imaginación de ser un creador nato. De esa manera, manteniendo la calma y la voluntad intactas se puede proceder a buscar soluciones constructivas, ya sea con la pertinente denuncia, recuperando sus derechos o volviéndolos a crear.

Por ejemplo, moralmente, el robo de la propiedad intelectual de las fotografías particulares, sin entrar en temas legales, por mucho que alguien expropie imágenes de alguien y las haga pasar como suyas, quizá podrá engañar o hacer crear que son suyas, pero en su interior le remueve mucho más el hecho de saber que no son suyas para poner más empeño si cabe en auto engañarse. Evidentemente, vuelvo a repetir, si se trata de un perjuicio a nivel profesional o económico que, además, depende de ello la supervivencia o subsistencia del creador, puede y debe tratarse como un delito legal sancionable por las autoridades, porque ya no solo le está robando la propiedad, sino que, además le está quitando la subsistencia de sobrevivir.

Todo el mundo puede llegar a ser un creador nato con esfuerzo, cariño y tiempo si se lo propone, tan solo está en pensar cuales son las mejores cualidades de cada uno exteriorizándolas para aportarlas en sociedad.

 

eslabon

granitos

Ante el robo de la propiedad intelectual podrá aludirse legalmente ante los tribunales o podrán expropiarse ganen o pierdan legal o moralmente, pero sobretodo moralmente el delincuente se autoengaña a sí mismo porque la esencia de vivirlo no podrá comprenderla hasta que la viva por si mismo y aún así serán esencias o perspectivas diferentes.

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