La intención de este post no es el de generar más debate que el simple hecho de concienciar en la autocrítica y reflexión de que todo el mundo tiene derecho a la libertad de sus principios, incluidos los animales que son sacrificados o expuestos por ciertos intereses egoístas con carácter capitalista o de fiestas populares.
No haré mención a ningún hecho concreto, en primer lugar porque es obvio y segundo para no darle más protagonismo del que ya tienen y se sabe popularmente. Porque del dicho al hecho hay un trecho y la única manera de derrocar el maltrato o abuso animal es no interesándose por espectáculos o curiosidades donde sean partícipes, y por mucho que se nos llene la boca con discursos elegantes en su defensa pero con poco fundamento o manipulados por los dirigentes a cambio de «nuestro minuto de gloria», la mejor manera de difundir y derrocar algunas prácticas es el de concienciar asertivamente de los pros y contras para sacar a relucir la conciencia que todos llevamos dentro y nos ayude a escoger entre el poder y el deber correcto.
El único derecho natural a utilizar animales o especies no es más que el propio ciclo de la vida de la cadena alimenticia; los carnivoros se alimentan de herbívoros, los herbívoros se alimentan de hierba y la hierba se regenera con la materia organica de los cuerpos fallecidos y fertilizantes. La especie humana es de las especies que ha evolucionado para ser oportunista, por lo que no requiere de alimentarse de otra especie concreta, sino de cualquiera que tenga a su alcance siempre y cuando sea por supervivencia y no por diversión. Tanto especies como vegetales, para respetar el delicado proceso del ciclo de vida.
Las prácticas no dejan de ser reflejo de nuestros hábitos, y la indiferencia está en concienciar a corto plazo las mejores prácticas saludables para largo plazo y mejorar la esperanza de vida del planeta y sus especies en cohesión con el medio.