Podría decirse que existen diversos tipos de racismo. Está el racismo de toda la vida, discriminando entre razas de color. La negra es la más perjudicada por ser la menos desarrollada, cosa que me permito el lujo de dudarlo, por la denotación prepotente de la raza blanca por empoderarse previamente a costa del sudor de la raza negra.
Después está el racismo cultural e independientemente del color de la piel, en el cual se discrimina por no compartir unos mismos colores fanáticamente, como si de una secta se tratara. Puede tratarse del nacionalismo, patriotismo, ideología, etc.
Y luego está el narcicismo, que es a donde quería llegar, se podría decir que es un nuevo tipo de raza, especie o trastorno de personalidad. Trastorno que hace referencia a la Psicopatía por la falta de empatía y no está únicamente ligado al perfil de asesino en série, como hacen referencia las fuentes de la cultura de las artes y el cine, sino a un perfil encubierto mucho más peligroso emocionalmente. Todavía no está científicamente demostrado porque existen pocos estudios al respecto, estudios que están en curso para poderse llevar a cabo las confirmaciones científicas. Las cuales, no tardan en llegar porque ya disponemos de un montón de señales que hacen coincidir los mismos patrones de conducta de ciertos individuos con falta de cognición. Basados en el materialismo y el conformismo para sacar lo mejor del individuo narcisista sin tener que esforzarse, simplemente, denigrando psicológicamente y, a veces físicamente, al prójimo.
El narcisismo deriva de la leyenda de Narciso, en que era tan egocéntricamente bello que rechazaba el amor de los demás porque no los consideraba dignos de su belleza, hasta que fue castigado pos los dioses a enamorarse de su propia imagen por rechazar a una ninfa del bosque por el que paseaba, finalmente murió ahogado en el lago donde se veía reflejado por intentar capturar su imagen, y en su lugar apareció la flor narciso en su honor. Es una leyenda con la moraleja del castigo de los dioses a Narciso por ser tan egocéntrico.
En la actualidad, el narcisismo nos rodea por todas partes, ya que todos los humanos tenemos rasgos narcisistas que nos humaniza como seres emocionales, hasta cierto punto, porque como en todas las especies siempre se desarrolla alguna patología fuera de lo común que destaca por exceso de alguna habilidad que, como todo los excesos, acaban siendo tóxicos por el desgaste que producen.
Hablamos del trastorno de bipolaridad o perversión narcisista, más destacado entre hombres. el cual explicaría, sin entrar en muchos más detalles, el movimiento machista de muchas acciones a lo largo de la historia, pero tampoco está exento en mujeres que, por otro lado, es más lógico en féminas por su habilidad emocional de ser más inteligentes que el hombre.
En definitiva, el trastorno o psicopatía del narcisismo conlleva a un abuso y/o manipulación del efecto espejo del manipulador/a en cuestión, para empoderarse acosta de una o varias víctimas. Desarrollando las habilidades que, por naturaleza adquirimos, a través de la cultura, costumbres, educación, entorno, o contexto de cada colectivo social o individuo particular a su ritmo, pero el narcisista no es capaz o no le interesa desarrollar porque le supone más esfuerzo que absorberlo de alguna víctima. Esfuerzo que le supone, igual o más esfuerzo, para realizar dicha delincuencia emocional, pero mucho más satisfactoria para recibir el estímulo o combustible satisfactorio a través de la dosis de su víctima, como si fuera su droga. La víctima no puede ser cualquiera tampoco, debe reunir ciertas aptitudes emprendedoras y enriquecedoras que le hagan brillar con luz propia para captar la atención del narcisista que quiera lograr y mantener la perfección de su belleza a costa de apagar la luz del prójimo para que nadie brille más que él.
Las prácticas narcisistas pueden ser muy variadas pero comparten los mismos patrones de conducta, entre ellos la impulsividad, también, el paso del tiempo es uno de sus grandes inputs que les llena de ansiedad para vivir a contracorriente que “no se les pase el arroz” para seducir a sus víctimas con sus mejores armas, antes de envejecer y quedarse desarmados completamente por ese vacío existencial que tienen en sus entrañas.
Por otro lado, dentro de los límites estables del narcisismo, podríamos entender también que, en repercusión al estímulo que recibimos de la extensión narcisista en la sociedad, por parte de los medios de comunicación, filosofías baratas de autoayuda, falsos gurús, enseñanzas tradicionales de la vieja escuela, etc. Todo ello deriva en un cúmulo de prejuicios de la sociedad que, con la excusa del humor negro o amarillista, acaba explotando en forma de crisis tarde o temprano. Y, que da lugar, también, a hechos concretos de abusos de violencia de género, bulling o ciber-bulling desde edades tempranas y abusos extremos de psicopatías y/o perversiones narcisistas.
Un ejemplo de prejuicios arraigados por costumbre era la obsesión que tenía los griegos en la antigüedad sobre la perfección del cuerpo humano, hasta nuestros días, también, la obsesión por estar al día de las últimas tendencias o de las nuevas tecnologías en cualquier aspecto, incluso los miedos irracionales de preocuparse por circunstancias antes de que ocurran, como la hipocondría, entre diversas actitudes y aptitudes más, con sus respectivas consecuencias sociales fuera de contexto.
En resumen, la vida no es tan complicada como la pintan los miedos irracionales, la vida es simple, disfruta y vencerás, dirijámonos allí donde seamos felices y apartémonos de lo que no aporta. Dejar a un lado las etiquetas y las limitaciones basadas en prejuicios. No opinar, ni permitir, las opiniones no consentidas y al menor síntoma de que algo no funciona bien, preguntémonos si aquello que hacemos nos hace felices, aprendamos a poner límites asertivamente para no perder la sonrisa ni hacer perder el tiempo a lo que no nos compense.
De ahí la importancia de aprender a pensar por uno mismo y controlar las emociones de la mente, como la flexibilidad física del cuerpo, a través de la meditación y la práctica deportiva, para establecer y mantener un equilibrio.