Haciendo balance de los últimos acontecimientos negativos de mi vida, he de confesar que, realmente no han sido tan negativos como creí, puesto que los momentos en los que he sido realmente feliz no ha estado presente la persona causante de dicha negatividad, y en los momentos que si ha estado presente ha sido tal farsa que, solo merece quedarse con la lectura positiva de haber actuado lo mejor posible y del aprendizaje para no caer en las mismas trampas. Por lo tanto, no debemos preocuparnos tanto de lo que pudo haber sido y no fue, puesto que todo pasa por algo y por nada. Es una señal clara de que debemos apartar lo que no aporta y no darle la importancia que no merece tener.

La reflexión se me ha ocurrido al hacer un listado mental, es bueno materializarlo en papel para recordarnos de ello en los momentos que la empatía haga de las suyas, de los momentos que, con el tiempo, es inevitable recordar. Los tres últimos años de mi vida, en que me replanté todos los replanteamientos replanteados hasta la fecha, para dejar de ser egoísta, solteramente hablando, y compartirlo sentimentalmente con la persona que dejé entrar en mi vida, asumiendo mis miedos e inseguridades, como cualquier persona racional. El problema es cuando dejas entrar en tu vida a un vampiro emocional, muchas veces no nos damos cuenta o  nos damos cuenta tarde por hacer lo políticamente correcto. Hasta que llega un momento en que las emociones no pueden más y explotan en rebeldía, dependiendo el carácter de cada individuo esto puede expresarse introspectivamente o espontáneamente.

En mi caso, soy más de expresarlo introspectivamente, porque primero pienso y después actúo, demasiado a veces diría yo, y la lectura positiva que puedo sacar de una experiencia así, con una psicópata narcisista, es el haber adquirido la experiencia = conocimiento de detectar y expresar la clase de comportamientos arraigados negativamente que no estoy dispuesto a aceptar en mi propósito de vida. Y es entonces cuando empiezas a encajar el resto de piezas del puzzle, las que no encajaban, las que intentábamos encajar por ser políticamente correctos y te das cuenta que todo debe seguir su curso sin forzar nada. Nada ni nadie depende de nadie ni nada, todo ocurre por algo y por nada, aportando experiencia para evolucionar y aparcando lo que no aporta, porque debería aportar su respectiva función en otro puzzle.

Es entonces, cuando te das cuenta que la auténtica felicidad no es una emoción, sino una filosofía de vida que te permite disfrutar los pequeños detalles espirituales de la mitad de las cosas que tenemos, y no necesitamos mucho más que aire en nuestros pulmones para desarrollar nuestras aspiraciones. Donde todo aquello que no te hacía feliz solo eran piezas de un puzzle que no encajaba con el tuyo, dando lugar a la dependencia emociona. La dependencia es una vulnerabilidad que utilizan los narcisistas para aprovecharse furtivamente de las aspiraciones de alguien e introducirse en sus vidas, usurpándolas por la falta de capacidad reflexiva de evolucionar las suyas propias.

La conclusión reflexiva del listado de las acciones que nos hacen felices y las que no, viene cuando haces balance de lo que aporta y lo que no, y en todo lo que te ha aportado te das cuenta que no comparte nada ni ha sido participe la pieza que no encajaba. Por lo tanto, no merece la pena darle, ni seguir dándole, la importancia que insistíamos en darle a aquello que nos produce molestias psicológicas y/o físicas. Una vez que dejamos de darle la importancia que carece y poner en práctica nuestra propia intuición, saldremos del bloqueo emocional y las soluciones empezarán a fluir por sí solas. Es algo que todos llevamos innato dentro de nosotros, pero se nos olvida ponerlo en práctica por querer ser demasiado responsables siguiendo unas pautas sociales políticamente correctas y esperando actos que otros no estarían dispuestos a seguirlas, o falsas promesas de falsa modestia. Eso no ocurriría si cada individuo siguiera su propia intuición diferente, y eso es lo que nos hace tan diferentemente iguales.

Cuando conoces a una persona pueden suceder varias cosas; que se atraigan porque fluya el mismo sentimiento o que se repelan como dos polos opuestos. Si todo fluye, perfecto, conseguirán formar un buen equipo. Pero si no fluye, deben saber escuchar sus propias intuiciones para seguir sus caminos respectivos. El problema viene cuando influye el carácter narcisista en uno de los dos individuos, quién disponga de las habilidades narcisistas aprovechará las circunstancias para influir negativamente y usurpar la personalidad del otro. También se puede dar el caso que ambos sean narcisistas, en este caso no creo que sea tan doloroso, puesto que ambos absorberán los aspectos de la personalidad del otro mutuamente hasta sin resentimiento hasta que no puedan extraer más dosis o vayan repitiendo los patrones en bucle, como dos hámster girando en la rueda.

En cualquier caso, cuando detectamos que alguien o algo no nos aporte nada constructivo hay que apartarlo. En el caso de que este desecho intente influenciarnos o difamarnos, hay que apartarse y salir corriendo, sin resentimiento, para ponerse a cubierto. El tiempo se encargará de poner cada cosa en su sitio, por eso es el mayor enemigo de los narcisistas, porque los irá consumiendo lentamente hasta quedarse sin la dosis que no saben construirse por sí mismos.

Es una lástima, también, que los narcisistas no utilicen ese gasto enérgico de usurpar las personalidades ajenas, para construirse la suya propia. Nadie nace aprendido, pero esta clase de personas tienen las emociones desconectadas y por mucho que reflexionen se les acaba olvidando sus propósitos, de ahí el síndrome de la memoria pez y que sea tan fácil acabar desenmascarándolos dependiendo el tipo de estrategia encubierta que utilicen.

‪¡¡¡GRACIAS!!!

‪A los que estáis,

‪A los que habéis estado,

‪A los que lo habéis fingido,

‪A los que os habéis marchado,

‪A los que volvéis,

‪A los que no volveréis,

‪A los destrangis,

‪Incluso, a los narcisistas,

‪Por hacerme más fuerte y más auténtico!!!