Nadie sabe cuál es la clave del éxito porque, en realidad, la auténtica clave está en el interior de cada uno de nosotros y, para descubrirla hay que seguir la respectiva intuición o escuchar la vocecita de nuestro interior que grita en rebeldía, pero con respeto. Lo único que se sabe seguro, es que la clave del fracaso es intentar hacer feliz a todo el mundo, descuidándose a sí mismo.
La actitud es es como una montaña rusa de dopamina, no ves el momento de sentir la inercia en el estomago, pero lo estás deseando porque sabes que después te sientes realizado como persona.
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#ReflexionesNinja
La clave de la actitud (creo yo) está en ser resiliente y disfrutar el sufrimiento paso a paso, incluso más que lo bueno, porque precisamente el sufrimiento es lo que nos enseña, lo que nos prepara, es esa barrera entre el confort y la excelencia, es la dopamina que te pone palote como cuando subes a una montaña rusa y no ves el momento de sentir la inercia en tus tripas pero lo estás deseando porque sabes que después serás mejor persona y más fuerte si cabe, y por si fuera poco obtienes el respeto de quienes no se atrevieron a realizar lo mismo justificando sus criticas y excusas.
Cada uno tiene su propia receta de autoconocimiento para poner en marcha el engranaje principal de su propósito. Los ingredientes principales son;
La insatisfacción; donde se detecta que algo no funciona bien, reflexionando con autocritica las preguntas correctas para detectar el kit de la cuestión o eje del problema.
Motivación: voluntad para iniciar el cambio que buscamos o esperamos en nuestras vidas. Identificándonos, en ocasiones, con alguna influencia externa que nos vernos reflejados, pero a nuestro estilo.
Voluntad: Perseverar en la idea motivadora de mantener la constancia para llevar a cabo nuestro objetivo.
Hábito: Cuando la suma de todos los ingredientes logra estabilizarse y mantener la constancia con el tiempo, como una costumbre más. Científicamente, se necesitan 3 semanas para alcanzar un hábito. Siempre y cuando se cumpla la constancia y especial cuidado al alcanzarla, por correr el riesgo de mantenerla y apalancarse.
Ya sea por primera vez, o por replanteamientos varios de poner los pies en el suelo para recuperar la locura, lo que nos mantiene alegres de vivir la vida con la ilusión del primer día o de la primera vez. Ley apta para cualquier aspecto de la vida.
En el caso que exista alguien o algo que nos absorba nuestra actitud, si es de manera inconsciente, trataremos de iniciar una comunicación con nuestro interlocutor o responsable de la mala acción para expresar asertivamente el mal que nos causa, y así tratar de ponerle remedio. Si por la causa que fuere, es imposible llegar a un acuerdo, actuaremos con más flexibilidad pero de igual manera que en el caso de ser un mal acto consciente, indiferencia sin rencor. Porque, independientemente de las intenciones reales, cada individuo tiene sus propios biorritmos de aprendizaje, para bien o para mal, y cada cosa ocurre por algo y por nada.
Cada uno es libre de tomarse las crisis como precise más oportuno para aprovechar su tiempo de ocio. Los habrán que prefieran no hacer nada para justificar el cansancio acumulado y el hastío, cuando en realidad están hundiéndose más en el problema. Y luego están los que estando en la misma situación deciden distraerse haciendo cosas porque no quieren perder nada más, y eso ya es más productivo a medio/largo plazo que no hacer nada.
Por supuesto, ambos casos son respetables pero, los que no hacen nada, tampoco es que hagan méritos por merecerse nada, lo que sería injusto concederles luego sus derechos respecto los que sí han hecho algo productivo. Las cosas hay que ganárselas realizando tareas productivas y eso se nota en la voluntad que refleja la evolución a largo plazo.
Independientemente de las circunstancias, cada uno es tan capaz como libre de lo que piensa. Por muy mal que vayan las cosas siempre tenemos dos opciones; podemos cruzarnos de brazos esperando la vida pasar o podemos intentar mejorar nuestra calidad de vida cambiando nuestra actitud por el simple hecho pasar a la acción con pequeños actos hasta que sea un hábito sin darnos cuenta. El resultado puede ser el mismo pero, está claro que, si buscamos un cambio habrá más posibilidades de encontrarlo pasando a la acción.