Dejar de fumar es más fácil de lo que la gente se cree y se justifica con sus inseguridades y excusas sociales para no salir de la zona de confort.
La cuestión radica en tener voluntad y querer hacerlo, y no, no es ninguna cacicada de libro de auto ayuda, más bien las excusas son las cacicadas de los que se dejan “lavar los oídos” porque resulta más sencillo seguir igual con lo malo conocido que hacer el esfuerzo de cambiar a algo mejor desconocido.
El ser humano, como cualquier ser vivo, necesita de estímulos para salir de la zona de confort y sentirse útil y vivo. De lo contrario, muere en vida penando y es cuando más vulnerable es a enfermar, tanto por los posibles malos hábitos externos como mentales internos debido a la subida del cortisol que provoca el estrés.
Como fumador durante 20 años se de lo que hablo, porque lo he vivido en mis pulmones y lo he observado en los demás, aprendiendo de los errores que todos cometemos. Incluso me auto sugestioné, creyendo que me hacía un bien al erradicar mis problemas cardiovasculares del asma, desapareciendo justo cuando fumé mis primeros cigarrillos.
Pero, nada más alejado de la realidad, quizás lo que pasó explicado algo más científicamente es que, mis células jóvenes eran más capaces de hacer frente a una ola de toxinas. Además, la experiencia de aprender a sobrevivir por naturaleza, desde edad bien temprana a una enfermedad cardiovascular como el asma.
Pero llegados a cierta edad, las células no son tan jóvenes y empiezan a estar fatigadas de tanto luchar, resintiéndose el cuerpo. La ventaja de haber adoptado los buenos hábitos deportivos, es que compensa cierta resistencia respecto a quienes no tienen esos buenos hábitos pero, aún y así, nada es eterno.
Hacer deporte puede ser malo para la salud a corto plazo
pero, no hacerlo, es mucho peor a largo plazo.
#ReflexionesNinja
Y digo que es fácil dejar de fumar por el toma y daca evidente de las recaídas, el cual me incluyó porque desde la primera vez que me planteé dejarlo, en 2002 solo llevaba un par de años de vicio esporádico y lo típico de indigestarse socialmente a tabaco para aborrecerlo, pero no funciona.
Ni siquiera con un sobre entreno de actividad física, la abstinencia y la sensación de relax provoca una dependencia neuronal más fuerte y los cambios psicosomáticos para los que hay que mentalizarse. Así hasta varias decenas de veces durante una década. Incluso puede ser devastador el efecto yo-yo que provoca, al igual que suele ocurrir con la nutrición.
Hasta que en 2015, me mentalice más en serio gracias a una de esas películas que tratan de crear conciencia social. Pero también acabé flaqueando y olvidando los buenos propositos en el tiempo, con la excusa del mal hábito esporádico y controlado pero, durante 15 años con la misma excusa, no lo tenía tan controlado como quería creer.
Así fue como mi siguiente propósito me lo marqué cuando encontrara una pareja que me complementara y me ayudara a ser capaz de superar los malos hábitos pero, ese fue mi error, encontré la persona incorrecta siendo peor el remedio que la enfermedad.
Hasta que lo peor aún estuvo por llegar con la pandemia del 2020, una enfermedad respiratoria y contagiosa, cuyo remedio era el confinamiento social, fue la gota que colmó el vaso para resucitar mi asma dormido y reabrir viejas heridas emocionales con el cortisol elevado y el aislamiento social.

[En mi 2º libro de historietas; PC Pecar 2, Diario de un Ninja,
detallo mis desventuras durante la pandemía].
En resumen y para terminar, mi cuerpo acabó saturado y mis pulmones petaron, aún y así, aprendí a mejorar por naturaleza la técnica de la meditación para sobrevivir. No soy negacionista y entiendo que tanto el desconocimiento como la soberbia pueden generar controversias mediáticas, pero no me gusta confiar en ciencias artificiales para sanar estados que, en ocasiones, son inevitables y solo la naturaleza se encarga de regenerar, a su ritmo, escuchando el propio cuerpo.
Y así es como he aprendido a tener resiliencia para no depender, ni de adicciones ni de ciencias artificiales, en la medida de lo posible. Porque el tabaquismo podría aplicarse a cualquier otra adicción natural o artificial que sea capaz de elevar el cortisol y autoengañar a la naturaleza por conveniencia social.
La práctica deportiva tampoco es necesario que sea una carga exigente, no se trata de preparar un maratón pero si de estar preparados como si fueramos a correrlo, porque es la misma sensación de agobio, ansiedad y supervivencia previo a una meta deportiva.
Los elementos sustitutivos para dejar las adicciones como chicles, parches, vapeadores, comida basura, relaciones abiertas, etc, Aunque por más saludables que puedan ser, no son buena idea tampoco porque, como su propio nombre indica, si se emplea como elemento sustitutivo es un parche que solo pospone psicológicamente lo inevitable.
La mejor ayuda es la conciencia con fundamentos y, si no somos capaces de argumentarla, lo mejor es buscar ayuda de profesionales especializados.

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