Como muchos aventureros y peregrinos, me inicié en las aventuras de ultradistancia con el Camino de Santiago. La ventaja que tiene este camino es que resulta una travesía sencilla de seguir, dentro de sus dificultades y de la variante respectiva. Además, cuenta con la infraestructura necesaria para comprar el tipo de necesidad relativa.
Lo cierto es que cada vez me considero menos peregrino y más aventurero porque me gusta explorar como se hacía antaño, más de como ha ido evolucionando las costumbres con los años, empezando por que soy bicigrino (algo bastante mal visto por algunos puristas, aunque cuando viajo con mi perregrino, todavía peor visto por estos).
Mis errores los pulí antes de lanzarme a la aventura, por aquél lejano ya 2017, tras posponer la aventura un año más por una lesión que me apartó de la actividad física durante 6 meses, fue un ensayo y error más para aprender de la autosuficiencia en caso de accidente. La consciencia de usar la bici como desplazamiento y diversión desde temprana edad, antes de tomar la actividad física en serio, también ayuda mucho.
Desde los 6 años que tengo memoria montando en bici, me ha enseñado a ser consciente desde las anécdotas menos relevantes hasta las desventuras durante la madurez, todo forma parte del proceso de educación de nuestros talentos.
Desde una inocente caída o pinchazo para aprender a levantarse y reparar el daño, un raspón o una pájara para ser consciente de cuanto tarda en sanar una herida y saber que hay que hidratarse constantemente, planificar rutas previa e improvisadamente para desarrollar el sentido de la orientación, ser selectivo socialmente, etc.
Aplicando el sentido común y los remedios caseros, algo que cada vez escasea más con el cortoplacismo del marketing sofisticado del s. XXI.
LA REGLA DEL 3
A los 3 días tienes motivación.
A las 3 semanas consigues el hábito.
A los 3 años consigues el objetivo.
Se puede explicar de muchas formas y maneras, pero en esencia es así y los que no lo consigan por H o por B, solo conseguirán excusas y se justificarán que no funcionan, deshaciéndose en pataletas innecesarias, no porque les falte talento sino porque no lo habrán intentado siquiera.
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