Si estás leyendo esto es porque seguramente seas otro flipado o te arrepientas de usar ese termino con fines peyorativos. Porque, no nos vamos a engañar, ser un flipado mola que te cagas y, además, se ha puesto de moda entre quienes lo usaban para discriminar al tonto de la clase.
¿Queréis que os diga una cosa? Me encanta ser un flipado de la vida, me encanta soñar, dibujar nuevos mapas, expandir mis límites, cumplir las metas que me hagan sentir bien, sin importar a quién le pueda importar y liberarme de los dogmas fanáticos.
Los flipados somos ingenuos como un niño pero despiertos, los que buscamos más allá de lo obvio, los que hemos encontrado en el Universo nuestro hogar, los que acariciamos la vida y abrazamos la incertidumbre, en lugar de luchar contra ella. Somos pragmáticos que cuestionamos los hechos con auto crítica y reflexión, con un punto de escepticismo e ilusión para reinventar los dogmas. Somos diferentes, no destacamos pero nos señalan por nuestra conciencia estelar, creemos para crear y damos sin esperar recibir, recibiendo mucho más de lo que damos.
Entendemos la pureza del amor con empatía, admiramos las constelaciones, la fauna y la flora respetando todos los ecosistemas, entendiendo que no hay que humanizar a los animales sino animalarnos nosotros. Estamos en armonía con la madre tierra y la naturaleza es la única diosa divina que prima por encima de cualquier otra especie o cosas materiales, especialmente creadas artificialmente. Entendemos que la vida no es fácil, pero es justa en la medida que nos esforzamos y vemos la superación desde la resiliencia.
Los flipados somos esos locos que usan el corazón utilizando la razón, algunas veces se nos atragantan las emociones por no querer concebir la maldad aunque sea evidente. No buscamos culpables sino responsables y nos hacemos responsables de nuestras acciones, de igual manera que esperamos que el prójimo lo cumpla igual aunque no esté dispuesto.
En resumen, los flipados bailamos con la vida como si no nos viera nadie, vivimos felices porque entendemos que la felicidad no es un estado de ánimo, sino una filosofía de vida aprendiendo a encajar lo bueno y lo malo, para sacarle el lado bueno de las cosas a todo. Todo pasa y todo pasa por algo y por nada, por algo que nos hace felices y por nada que nos haga sufrir.
Me siento orgulloso de ser un flipado y, cuanto más me lo cuestionen, más orgulloso me siento de demostrarlo.
Qué buen rollo me ha entrado por todo el cuerpo con este post!! Entonces…yo también me identifico con tu definición de flipada!! Soy un flipada, eah! Y cuando me anímale del todo…seré un herrerillo común muy chiquitín y familiar, que pase desapercibido, pero con un pedazo de carácter y valentía que las rapaces no se atreverán .
Un abrazo amigo. Buenísimo este texto.
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