El momento es ahora

El miedo solo es un escudo de supervivencia, la mayoría de veces irrazonable (por no decir siempre) por culpa de darle más importancia a las creencias ajenas en lugar de arriesgarnos a experimentar por nosotros mismos sin temor a perder.

¿A perder, el que? ¿el tiempo? ¿miedo a morir quizá?

Igualmente vamos a morir, tarde o temprano, y no sabemos cuándo, ni podremos llevarnos a la tumba o al más allá ninguna posesión. Por eso es tan importante y urgente disfrutar el momento, las cosas, las personas, el amor, la compañía, el placer momentáneo aquí y ahora, sin excusas. La mayoría de personas viven con el piloto automático puesto, justificando, posponiendo, procrastinando, usando expresiones como «buffff…«, «ahora no tengo tiempo…«, «ya lo haré mañana…«, «hay más días que longaniza«, «el día es más largo que un diacepan» o «ya nos veremos, no hace falta verse siempre» y así, lo único que pasa es el tiempo. Hasta que llega alguna circunstancia como una pandemia, un estado de alerta, una crisis personal, etc, que pone límites y lo peor es negarse a la evidencia de que no se ha hecho nada de lo que falsamente se ha prometido o, lo que es peor, culpar al prójimo de cansino con tal de no reconocer la falta de interés. Pero los únicos que salen perdiendo son quienes siempre tienen una excusa para dejar perder lo único que nunca volverá; el tiempo.

Desde el mínimo detalle hasta el más grande, porque no existen grandes ni pequeños momentos, existen momentos, instantes, sabores, sensaciones, nada más… todo es pasajero y nada dura más de lo que ocurre en el momento presente.

Aunque nos parezca que será igual o mejor dentro de un tiempo, no se sabe realmente, a lo mejor es mejor, peor o igual, a lo mejor cambia o somos nosotros quienes cambiamos la percepción o los intereses, y entonces… que? ¿de que servirá ese momento, ese objeto o esa prenda que guardábamos para una ocasión especial y que ya no podremos disfrutarlo porque no estamos o hemos perdido el interés?

El momento es ahora, da igual cuando lo leas, lo pienses o lo recuerdes. El pasado ya ha pasado y el mañana todavía no existe, de hecho, depende de el hoy y de la decisión que tomemos en este preciso momento para ser, tener o estar lo que queremos. Esa será la única satisfacción que nos llevaremos el día que dejemos de existir para siempre.

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