El mundial de fútbol 2022 en Catar está levantando algo más que pasiones con el deporte rey, está levantando ampollas con la discrepancia de opiniones sobre la diversidad cultural. Una espinita clavada en la sociedad activista de Occidente, mayormente la que trata de cambiar al resto del mundo egoístamente sin tener en cuenta sus intereses, como si Occidente fuera el ombligo del mundo o fuera el imperio del planeta.
No defiendo ni justifico las malas praxis de otras culturas, que las haylas, pero es un error juzgar costumbres ajenas desde el desconocimiento o entrando en comparaciones culturales, al igual que ocurre con las gastronómicas, no por el hecho de pensar o comer diferente es algo malo dependiendo de las intenciones que hay detrás de la conciencia respectiva. Cada cultura es libre de imponer sus leyes de convivencia o de nutrición, mejores o peores es evidente pero solo el tiempo y cada cultura respectiva es libre de modificarlas o no, respectivamente, con el tiempo a base de ensayo o error.
Porque detrás de cada cultura con sus respectivas costumbres hay una historia y unos procedimientos con sus porqués, y sin conocerlos objetivamente es muy dificil e inmoralmente ético entrar en juicios, especialmente con el ruido mediático del marketing. Ocurre lo mismo con los libros de reflexiones teológicas; la biblia, el Corán, el Budismo, todas hablan prácticamente de las mismas praxis con diferentes palabras y costumbres pero misma esencia. Y, seguramente, para otras culturas occidente es un pecado, pero es su problema, de la misma manera que para Occidente es su problema que no le gusten otras culturas.
Es tan simple como no dar importancia a lo que no nos gusta sin entrar en discrepancias innecesarias.
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#ReflexionesNinja
Es muy simple, si no nos gusta las costumbres ajenas es muy respetable, lo que no es respetable es tratar de cambiar a los demás como si nos creyéramos el ombligo del mundo. Si no nos gusta Catar, no participamos y si participamos habremos de modernos la lengua respetando sus leyes igual que nos gustaría que respetasen las nuestras. «Su cultura, sus normas, igual que mi cuerpo mis normas».
No existe bueno ni malo por encima de lo objetivamente natural, si no la percepción de la realidad que tenemos de las circunstancias en un determinado contexto subjetivo. Si algo no nos gusta y no depende controlarlo del contexto subjetivo, la mejor indiferencia es no darle importancia a lo que no la tiene o no queremos dársela.
Por otro lado, aunque cada vez cada vez tengo menos interés sobre todo aquello que represente un espectáculo polémico para generar debate innecesariamente, teniedo en cuenta la reflexión sobre los prejuicios que genera dichos debates, me gustaría terminar la reflexión mojándome con una predicción basándome en la observación de dichos debates. Por lo que no me extrañaría, dados los acontecimientos, que el ganador del mundial se tratase de alguna cultura similar al amfitrión.
