Es admirable que haya gente que, a pesar de pasar hambruna o quejarse de llegar justos a finde mes, aún le quede calderilla para donarlo a asociaciones influenciadas por alguna causa justa disfrazadas de estafas legales.
Hecha la ley, hecha la trampa.
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#ReflexionesNinja
Dicho así, puede sonar un poco despota e insolidario pero nada más alejado de la reflexión introspectiva y sin ánimo de generalizar ni de generar crispación innecesaria.
Evidentemente no digo que todas las ONG’s sean una estafa legal, las hay que hacen una grandisima labor de humanidad, especialmente la que tienen la mitad o nada de promoción que las organizaciones mayores que suelen ser proporcionalmente más corruptas. Lo que confirma la regla de trabajar en silencio y dejar que el éxito haga todo el ruido respectivo.
Pero, algunas veces puede ocurrir que, sin malicia y disfrazadas de buenas intenciones, haya organizaciones que por descuido u omisión se les olvida informar de la letra pequeña que conlleva unos costos que, si o si hay que tomar y, si no se sabe organizar adecuadamente, pueden terminar arruinando hasta las intenciones más altruistes.
A lo que me refiero es que antes de confíar en una organización o empresa gubernamentales, aparte de cuestinar sus intenciones asrtivamente, es más importante valorar nuestra situación emocional y financiera si nos proponemos donar una cantidad de dinero, especialmente si nos las solicitan sutilmente con golosas recolectas. De igual manera que hay que valorar las inversiones economicas de la bolsa, sean acciones de toda la vida o bitcoins. A veces, lo gratuito resulta ser un reclamo fácil para mentes emocionalmente débiles y/o bondadosas, y acaban pasando más factura que la privacidad. No se trata de ser egoísta en el sentido estricto de la palabra, si no ecoísta en el sentido positivo psicologicamente de la misma.
El mejor tributo es la empatía y el altruismo, y la mejor remuneración es el reconocimiento de las intenciones con reciprocidad.
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#ReflexionesNinja
Tecnologicamente también hay que vigilar las estafas gubernamentales con páginas subvencionadas por spam, para recolectar firmas o crowfounding, aparentemente gratuitas y pagadas con la privacidad de las cuentas que se registran en ellas con la buena intención de crear una colecta por una buena causa. Además de ser éticamente inmoral, fomenta el odio y la desconfianza con las falsas identidades que colaboran reaciamente para pasar desapercibidos aparentemente. La mejor forma de colaborar altruistamente con una causa digna, es la de hacerlo de corazón con la economía saneada y evitando los créditos a medio largo plazo. Los créditos es una herramienta narcisista para alejarse del presente y endeudarse con la ansiedad.