No me gusta entrar al trapo de las polémicas mediáticas pero, dadas las circunstancias sociales que genera, no me queda más remedio que hacer una reflexión, desde la empatía personal, sobre los prejuicios que generan las relaciones sociales como Shakira y Piqué.
A diferencia de la mayoría de personas, no voy a entrar en demasiados detalles concretos ni intimidades que prevalecen exclusivamente a quienes mantienen la relación respectiva, sea popular o no. Precisamente, me hace mucha gracia la facilidad que tienen algunas personas para emitir consejos, opiniones y o juicios sobre las relaciones personales ajenas, como si nadie hubiera sufrido un desamor. Sin embargo, cuando lo sufren en sus propias carnes, no les gusta que se entrometa nadie en sus respectivas vidas, a pesar de sentirse el ombligo del mundo, y si no lo disimulan muy bien. También me hace gracia que se sigue alegando a lo público o lo privado para justificar el privilegio de emitir prejuicios sobre alguien o algo.
Como he dicho, en lo personal no voy a entrar, aunque sea público, pero en lo público que respecta al servicio que aporta a la comunidad, Shakira como cantante me parece una gran profesional que ha hecho de su pasión su profesión, aprovechando la música para expresar su visión de las cosas, y por parte de Piqué le admiro por su tenacidad y trayectoria en uno de los mejores equipos de fútbol del mundo, y en sus respectivos proyectos personales, aunque discrepo un poco de su pensamiento nacionalista sin mayor importancia, pero como paisano me apetecía recalcarlo para cortar los prejuicios generalistas.
Así que, da igual lo que hagan o dejen de hacer las personas que sufran abuso emocional, sean populares o no, todos nos convertimos en nuestro respectivo centro de difusión respectivo porque siempre habrá gente que lo interprete a su manera, es la riqueza de la biodiversidad para bien o mal. En todo caso, puestos a llamar la atención hacerlo con seguridad a quién cometa algún tipo de perjuicio antes de tener que hacerlo por lamentarse o a quién exprese haberlo sufrido. Lo importante es hacerlo tratando de ser lo máximo correctos con nuestra intuición y con el máximo respeto de cómo uno le gustaría que le trataran y sin sentir vergüenza.
Como suelo decir en algunos casos, no comparto ciertas praxis aunque me empatizo con determinadas causas, como el duelo que pasa una persona que ha sentido abuso emocional, especialmente por experiencia y, aunque, el tono empleado por Shakira me parece demasiado indiscreto o desafortunado para un duelo emocional, tampoco defiendo que Piqué sea un santito, aunque es evidente que aparentemente ha sabido encajar mejor el golpe recibido, consecuencia de sus decisiones personales y/o profesionales. No obstante, ambos han sabido canalizar y sacar beneficio transmitiendo un problema, incluso facturando, más generalizado de lo que habitualmente intenta aparentar la sociedad. Me parecería mucho más indiscreto y fuera de contexto, buscar el mismo beneficio acudiendo directamente a programas de salseo, como la famosa docu-serie de la Rociíto.
Dos no se pelean si uno no quiere porque, a veces, cuando se PIERDE se GANA, ya que la vida nos pone y nos quita lo poco que necesitamos para vivir.
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#ReflexionesNinja
Cada individuo es libre de usar las herramientas que tenga al alcance para gestionar sus heridas emocionales tratando de salpicar lo menos posible al prójimo o empeorar la situación, personalmente, prefiero cortar de raíz la mala hierba y expresar el duelo lo más constructivamente para concienciar de hábitos que nadie está exento de cometer o sufrir.
Una curiosidad al respecto de este tipo de polémicas mediáticas y redes sociales, el caso Shakira y Piqué, me ha recordado a la película protagonizada por Owen Wilson y Jenifer López featuring Maluma; «Marry Me» (2022).