El deporte es el hábito más natural y universal que existe porque, aunque lo llamemos deporte, no deja de ser una cualidad para que los seres vivos sobrevivan y mantenerse activos dentro o fuera de la zona de confort, según proceda en cada momento del ciclo de la vida.
Esto es así porque desde los inicios de cualquier especie y, concretamente, la evolución abstracta del ser humano, ha pasado de moverse por necesidad de sobrevivir a hacerlo por ocio y disfrute. La cuestión es que sigue moviéndose de un modo u otro. Y cuando no se mueve, por la razón que sea, acaba desarrollando alteraciones congénitas conocidas como enfermedades.
Y es que, el deporte mantiene los cuerpos activos para regular los metabolismos con la crema de calorías y toxinas, para eliminar los residuos dañinos del cuerpo. Así como procesar los elementos nutritivos, como las vitaminas y las proteínas, para revitalizar y oxigenar la maquinaria corporal con el incremento de oxitocina y dopamina generando el habito saludable.
Sintiéndonos así, útiles y satisfactorios con los resultados del esfuerzo realizado. Pero, no todo es satisfacción y buen rollo, lógicamente para lograr un esfuerzo determinado se requiere un nivel de compromiso y constancia que desarrollan el hábito y la disciplina. Ingredientes necesarios para superar la pereza o la rehabilitación antes de engrasar la maquinaria haciendo el rodaje.
Los inconvenientes favorables del deporte vendría a ser representado con la metáfora de la Torre Sagrada de Dragon Ball. Solo los guerreros más constantes y tenaces serán invencibles, respecto a quien no lo suba o se quede en el intento, por el simple hecho que un proceso de esfuerzo físico completado es más efectivo que uno a medias, obviamente, ni mejor ni peor, simplemente más completo y por lo tanto más satisfactorio emocionalmente.
Con la metáfora del Camino De Santiago y travesías milenarias ocurriría tres partes de lo mismo. Es tan lícito un camino completo como a medias, mientras sea lo buscado pero, objetiva y lógicamente, en un camino completo caben más anécdotas, más aventuras y desventuras, más esfuerzos, más superación, más satisfacción y más de todo en general.
Lo que viene sucediendo quienes opinan lo contrario, sobretodo a raíz de las nuevas tenencias de posturear los egos y orgullos, es que el ser humano no sabe que está preparado hasta que está preparado sobre la marcha, es cuestión de supervivencia y el problema de las comparaciones antes de tiempo, o sin verificarlo por uno mismo, lo complica aún más.
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