No me importan las vidas ajenas, pero me importa que se entrometan en ellas.
No me importan las vidas ajenas, pero me importa que se entrometan en ellas.
La vida es como una rueda y el trabajo es como un iceberg, el 90% de su masa está bajo el agua.
Cuando logras explicar tu drama sin derramar una lágrima, entonces es que has pasado página.
No me importa las vidas ajenas, pero si que me importa que se entrometan con las vidas ajenas.
Donde todos piensan igual, igual es que nadie piensa tanto, piensalo.
La gente que está más pendiente por el cambio ajeno, son las que más necesitan perdonarse. La clave está en desaprender lo que no aporta.
La paradoja de la necedad es pasarse de listo para no aparentar ser tonto.
Todas las emociones son necesarias, porque se dan paso las unas a las otras, para comprender razonamientos más o menos lógicos.
La mayoría de la gente ofendida que expresa su resentimiento en forma de odio, habla desde el rencor y la experiencia de no saber gestionar las emociones. Hay que saber perdonarse y escupir el veneno antes que nos intoxique a nosotros mismos.
¿Hasta que punto es sano maquillar la realidad, si realmente la belleza se encuentra en el interior de las personas, animales o cosas?
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