Tener carácter no tiene nada que ver con ser débil o prepotente, aunque se asocia erróneamente a dichos adjetivos, porque quienes carecen de carácter o abusan del mismo, proyectan sus inseguridades sobre los demás.
Por eso, cuando se topan alguien desequilibrado con alguien equilibrado, el desequilibrado monta el número difamando al equilibrado. Cuando se topan dos desequilibrados, se lía la de San Quintín. Pero cuando se topan dos equilibrados, todo fluye, incluso con las discrepancias. Porque pensar diferente no es malo, al contrario. Esa es la diferencia.
No debería ser necesario matizar que alguien desequilibrado no tiene porque ser algo malo, simplemente es alguien que aún no ha aprendido a controlar todo su potencial, pero eso no es malo si no se sobrepasan ciertos límites, cada individuo tiene sus propios ritmos.
Quizá el síntoma de que una sociedad está enferma i adoctrinada, es el resultado de hacer creer que, la realidad del bien, está fundada en la negatividad, el cortoplacismo y el mínimo esfuerzo justificando el egoísmo de las falsas alianzas colectivas.
Lo peor de todo, no es hacer creer que no hayan más alternativas a la negatividad, sino que sea más fácil de concienciar por la naturaleza simple del ser humano a conformarse y fiarse con la zona de confort fácil, aunque sea sin verificarla en primera persona.
El verdadero carácter se forja desde la experiencia y la introspección propias., aprendiendo a discernir gracias al apoyo, en parte, de los valores que se transmiten de generación en generación. Excepto en el caso de alguna generación disfuncional que carece de algún o varios valores.
Hay que tener claro que, por cuenta propia o ajena, siempre hay solución y sino se puede pedir ayuda.
La paz interior y la calma no se adquieren de otra manera que
no sea experiencia y conocimiento en primera persona.
#ReflexionesNinja
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