De todas las especies, del Planeta Tierra, el ser humano es la única especie bendecida con el privilegio de la evolución racional, para bien o para mal, esa siempre es la cuestión.
En realidad, todas las especies que han sobrevivido, han evolucionado de algún modo para coexistir en el medio. Pero lo han han hecho de manera más primitiva, adaptándose al medio, en función de unas necesidades físicas, por necesitar alcanzar su objetivo de supervivencia; el alimento necesario para subsistir.
Sin embargo, el ser humano, no solo ha evolucionado primitivamente en función de sus necesidades, al menos, al principio, cuando requería mejorar sus capacidades físicas descubriendo que el fuego es un arma de doble filo; por un lado quema, pudiendo usarlo como arma para defenderse o atacar, como herramienta para ver iluminar o calentar, incluso calentar los alimentos modificando sus propiedades nutritivas, etc. También enguarrando las paredes con formas alegóricas que, con los años y a pesar de los daños, se convertirían en arte e incluso en diagramas o infografías comerciales.
Es decir, la evolución racional, me pregunto si ¿surgiría de casualidad o fue una necesidad para cubrir las debilidades del último mono de la cadena alimenticia? Nunca mejor dicho.

Sea como sea y por lo que sea, ese mono fue evolucionando por diversas fases; la edad de piedra, edad de los metales, edad media, edad moderna y edad contemporánea, con sus respectivos cambios evolutivos en el comportamiento necesario de cada época.
Podríamos decir que la socialización responsable de la conducta y el pensamientos humano, empezó a forjarse a raíz del denominado Neolítico, en donde hubo los primeros indicios de jerarquización, los responsables de las conductas y los límites.
Hasta nuestros tiempos actuales en pleno siglo XXI, en que se utiliza todo lo aprendido durante los años para, entre otras cosas más productivas, estudiar el pasado en profundidad hurgando en heridas emocionalmente evolucionadas, obsesionarnos con futuros evidentes por descubrir y olvidándonos del presente que depende ambos tiempos.
Utilizando las herramientas y los lenguajes culturales de comunicación para, no solo defendernos, sino atacarnos entre nosotros mismos, física y emocionalmente con palabras malsonantes y dobles sentidos malintencionados, para bien o para mal.
Como por ejemplo cambiar el contexto nominal de los adjetivos gramaticales, tendiendo a la comparación con animales de manera despectiva, como si el hecho de ser más primitivo o involucionar fuera algo negativo, y nada más alejado de la realidad.
Como por ejemplo, la descontextualización de “zorra” y “perro” para referirse, despectivamente de manera común, a los respectivos sexos humanos. Aunque, lejos de cualquier sentido despectivo, en realidad, contienen originalmente significados con grandes habilidades, como sería la astucia e inteligencia de los zorros aplicada a la inteligencia femenina, mientras que la nobleza, fidelidad y sentido de protección de la camada se refieren más a los atributos masculinos. Al margen de generalizaciones y distorsiones cognitivas varias, a lo largo de los años.
Si fuese un animal sería
libre como el lobo y astuto como el zorro
#ReflexionesNinja
A partir de la finalidad de la evolución humana, dispongo de dos hipótesis de ser, aparentemente, la única especie terrestre conocida que dispone de habilidades cognitivas del pensamiento racional abstracto;
Por un lado, debe tratarse de un apoyo evolutivo (mal gestionado ante algunas evidencias y hechos históricos) para compensar la supervivencia de una especie más débil de lo que aparenta. Y, por otro lado, se trata de una especie que ha desencadenado un potencial indescriptible de alcanzar, a medida que descubre nuevas formas de actuar, para bien o para mal, esa siempre es la cuestión.
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